NEUQUEN (AN/ACE)- Nerea Monte es, junto a Bruno Bonetti, querellante por la Asamblea por los Derechos Humanos de Neuquén en el juicio oral que se le hace desde esta semana a ocho militares que actuaron en "La Escuelita", el centro de detención que funcionó en el predio del Batallón 182, en esta ciudad. No se sorprendió de que el viernes se negaran a hablar ante el tribunal. "Siguen con el pacto de silencio, inconmovibles en tapar todo. Esto fue clandestino y la verdadera historia la van a contar las víctimas, desde el lunes", señaló.
Monte hizo una interpretación de la reacción que expresaron los familiares, las víctimas y el público el viernes, cuando insultaron y se abalanzaron sobre los utilitarios que trasladaron a los imputados desde el tribunal a la cárcel de Roca. Se mostró esperanzada en que habrá una sentencia acorde con la trascendencia del proceso.
Sobre la actitud de los imputados -Oscar Reinhold, Luis Farías Barrera, Mario Gómez Arenas, Enrique Olea, Hilarión De la Pas Sosa, Francisco Oviedo, Sergio San Martín y Eduardo Molina Ezcurra-, de no dar su versión de los hechos cuando se les dio esa oportunidad, dijo que era esperable.
"Ellos no han dado ningún tipo de explicación y tampoco la van a dar. Porque hay un pacto de silencio, hasta ahora se han sentido impunes y no están dispuestos a hablar", señaló.
Añadió que en este tipo de situaciones, como es el caso del juicio, los imputados se niegan a declarar y, en su estrategia defensista, es normal esa actitud. La dirigente se manifestó esperanzada en que los jueces que integran el tribunal estén a la altura de este juicio. Ante la pregunta dijo que "sí, nosotros confiamos en que el tribunal va a estar a la altura de este juicio histórico".
-¿Por qué? -Se le planteó.
-"Porque el Poder Judicial tiene una gran responsabilidad en la impunidad de estos 30 años. Porque recordamos que fue la Corte Suprema de Justicia del año 1987 la que dijo que eran constitucionales las leyes de la impunidad, de Punto Final y Obediencia Debida".
Agregó que fueron "jueces los que rechazaron los hábeas corpus, cajoneándolos, los que no investigaron. Porque fueron jueces los que aceptaron calladamente esta impunidad".
Opinó que ahora que se han reabierto las causas los magistrados tienen que tener en cuenta que los secuestros, las torturas, las desapariciones y muertes no fueron crímenes individuales, sino que fueron crímenes perfectamente planificados, que formaron parte de un plan perfectamente pensado.
"Los jueces deberán analizar los casos en base a eso. Porque hubo un genocidio, el grupo humano al que se dirigía la represión era un grupo con determinadas características. No sólo aquellos que pudieran estar en las organizaciones armadas, sino todo aquel disidente que reclamaba algo", sostuvo.
Respecto de la reacción de los familiares de las víctimas el viernes, particularmente el caso de Oscar Ragni, cuando al finalizar la audiencia insultaron a los imputados, dijo que
"Todos saben que Oscar es padre de un joven desaparecido, que desde hace 30 años busca a su hijo. Tiene la tortura de la desaparición y esto de no saber qué pasó es un tormento. Este juicio no puede menos que provocarles, a todos los familiares, emociones muy fuertes al ver finalmente a los represores ante la justicia", comentó.