La imagen esta vez lo dice todo. Las chicas argentina con una sonrisa de oreja a oreja, fundidas en un alegre abrazo, lanzando al aire a la capitana Magdalena Aicega, felices... Un poco más allá, lágrimas en las muchachas alemanas, frustradas, devastadas.
Entonces, esa imagen inmediatamente le da enorme valor a la medalla de bronce que ayer obtuvieron las bravas Leonas, que en Pekín volvieron a derrotar a las campeonas olímpicas (3-1) y sumaron otra enorme alegría para el país deportivo, la última de una fantástica generación de jugadoras que ganaron el mundial de 2002, fueron plata en Sydney 2000, bronce en Atenas, hace cuatro años, y que ayer repitieron, para sumar la cuarta medalla para la delegación criolla.
"Ahora es cuando una ve que el cuarto puesto es el resultado más amargo que puede existir", confesó la alemana Natascha Keller, y le dio aún más relieve a la conquista de "Lucha" Aymar, Magui Aicega y Cía.
En cuanto al oro, hay que decir que no hubo sorpresa y el "Huracán Naranja", como fue bautizado por algunos medios el equipo holandés, se quedó con el primer lugar del podio al vencer a China por 2-0. Las europeas, que marcaron por intermedio de Naomi van As y Maartje Goderie, debieron esperar 24 años para obtener el mayor galardón olímpico. La última vez había sido Los Ángeles 1984. El team "Naranja" venía de obtener bronce en Sydney y en Atenas perdió la final con Alemania.
Como sucedió en casi todos los partidos, la victoria de las chicas de Gabriel Minadeo fue sufrida, porque después de ponerse dos a cero, con goles de Claudia Burkart y Carla Rebecchi, en la etapa inicial, en el segundo tiempo con el descuento de Kühn parecía venirse la noche, pero Noel Barrionuevo, a la salida de un corner corto, estableció el 3 a 1 final.
En el festejo hubo Leonas emocionadas hasta las lágrimas, y todas tuvieron un sentido saludo para con Diego Maradona, que las alentó desde la platea y después las fue a saludar al vestuario, como lo había hecho después de la dolorosa derrota (5-2) ante Holanda, en semifinales.
La emotividad fue en incremento dado que la capitana Aicega jugó no sólo su último Juego Olímpico, sino que también fue el último partido con la camiseta de la selección.
"Me voy muy feliz y orgullosa de haber integrado este grupo. La verdad es que estoy muy emocionada, pero como dije antes de empezar los juegos: acá llegué siendo feliz y me voy de la misma manera", se emocionó "Magui".