Viernes 22 de Agosto de 2008 Edicion impresa pag. 11 > Regionales
Un capital social inadmisible

La Sociedad Anónima es uno de los tipos que pueden adoptar las sociedades para agrupar capital a fin de desarrollar una actividad comercial para obtener beneficios económicos. Precisamente la característica principal de este tipo es que los socios no responden por las obligaciones de la empresa más que por el capital que han integrado en ella. Por ello, la ley impone una vigilancia especial para garantizar que se cumplan los requisitos esenciales de estas empresas, para evitar que se conviertan en una fachada para defraudar a proveedores o clientes. Y eso es lo que sucede cuando el capital social no guarda relación con la envergadura de las actividades que desarrollan.

En el caso de Flavors y Cía. SA, fue constituida el 24 de enero de 1997 en Mendoza por Estela Norma Eglez -profesora de artes plásticas nacida en 1944, y Berta Adriana Sarret -una jubilada nacida en 1914- domiciliadas la primera en Guaymallén y la segunda en Maipú, ambas de Mendoza. Es decir que, al momento de constituir la sociedad, Eglez tenía 53 años y Sarret 83 años, sin que ninguna de ellas declarara actividad previa como comerciante. En cuanto al capital social, Flavors se constituyó con uno de 12.000 pesos, integrado por partes iguales por ambas señoras.

La UTE entre Flavors y Cía. SA y Masily SA no tiene personería jurídica propia y, por lo tanto, carece de capital social independiente. No obstante, para constituirla la ley obliga a determinar un "fondo común operativo", requisito incumplido en el contrato constitutivo publicado en el Boletín Oficial mencionado. En él sólo se expresa que la participación de Flavors será del 80% y la de Masily del 20%, pero sin señalar sobre qué monto se calculan esos porcentajes ni cómo integrarán las firmas el fondo común para afrontar gastos y obligaciones resultantes de la unión.

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