Viernes 22 de Agosto de 2008 Edicion impresa pag. 27 > Internacionales
Atentados ahondan la crisis política en Pakistán
Al menos 70 personas murieron en dos ataques. La coalición que echó a Musharraf se resquebraja.

ISLAMABAD (Télam).- Al menos 70 personas murieron ayer en un doble atentado con explosivos en Pakistán, el segundo ataque de este tipo tras la renuncia del ex presidente Pervez Musharraf hace tres días, en medio de una profunda crisis política.

Los ataques, en los que también fueron heridas al menos 80 personas, varias de ellas de gravedad, tuvieron lugar frente a una fábrica de armas en Wah Cantt, cerca de la capital paquistaní, Islamabad, informaron las autoridades sanitarias locales.

Testigos de los ataques dijeron que un hombre hizo estallar la carga explosiva que llevaba consigo en el momento de cambio de turno de los trabajadores de la fábrica, y pocos segundos después ocurrió un estallido similar, informó la agencia italiana Ansa.

La fábrica, la Pakistan Ordnance Factories, es un conjunto de 20 unidades industriales que fabrican artillería, municiones antiaéreas y municiones antitanques destinadas al ejército paquistaní, en la que trabajan entre 25.000 y 30.000 operarios

La acción se la atribuyó el grupo Trehik I Taliban (Movimiento de los Talibanes de Pakistán), cercano a la red radical islámica Al Qaeda, en un llamado telefónico a la cadena de televisión local GEO News.

El vocero de esta organización, Maulvi Omar, dijo que "el Movimiento de los Talibanes de Pakistán asume la responsabilidad del ataque". "Nuestros mártires cometieron los atentados en reacción a las operaciones militares de Swat y Bajaur", dijo un portavoz del grupo, en referencia a una ofensiva militar lanzada días atrás en esa región, fronteriza con Afganistán, en la que murieron más de 500 insurgentes, según el ejército.

Dicha operación fue lanzada hace dos semanas a instancias del gobierno de coalición del primer ministro Yusuf Razah Guilani. La coalición está conformada por el Partido Popular de Pakistan (PPP) liderado por el viudo de la ex primera ministra Benazir Buttho, asesinada en febrero, y la Liga Musulmana-N, del también ex premier Nawaz Sharif, derrocado en 1999 por Musharraf. El primer ministro

Guilani y el presidente interino, Mohamadmian Sumro, así como otros líderes políticos, condenaron el ataque y aseguraron que los culpables serán llevados a la justicia. "La guerra contra el terror no se puede ganar a la defensiva. Tenemos que llevar la batalla a las puertas de los extremistas", declaró Guilani .

El gobierno de Guilani, formado a finales de marzo, dio un giro a la política antiterrorista de Musharraf, aliado de Estados Unidos, y optó por iniciar negociaciones de paz con grupos insurgentes de la zona fronteriza.

La ola de ataques tiene como marco una grave crisis política tras la renuncia de Musharraf, debido a la falta de acuerdo de los principales partidos de la coalición de gobierno para resolver las destituciones de jueces llevadas a cabo por el ex presidente y la lucha contra la insurgencia radical islámica. El presidente de la Liga Paquistaní Musulmana-N, Nawaz Sharif, amenazó con dejar la coalición de gobierno si los jueces depuestos por Musharraf no son restituidos en sus puestos mañana.

"Si los jueces no vuelven a su puesto será un día feo para la democracia. En ese caso nosotros no tendremos otra elección que dejar la coalición de mayoría y estar en la oposición", aseguró. Por otro lado, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush agradeció a Musharraf por su ayuda en la lucha contra Al Qaeda . "El presidente Bush le expresó sus buenos deseos y le agradeció por sus esfuerzos en la transición democrática", dijo el portavoz Johndroe.

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