CIPOLLETTI (AC).- Hace unos meses Juan Octavio Godoy fue el protagonista de un resonante tiroteo con la policía tras el robo a la firma Credil, en pleno centro cipoleño. En esta causa, quedó como único imputado y espera el juicio oral. Pero no es la única que tiene en su contra: debe responder por otra sobre "robo calificado por el uso de armas" en la Justicia neuquina y ahora, la Cámara Segunda del Crimen de Cipolletti lo condenó a 7 años de prisión, unificándole la pena en 15 años porque tenía otras sentencias anteriores.

El caso que se ventiló hace unos días ocurrió el 29 de julio del año pasado aproximadamente a las 7.30 en Chubut casi Pedro Ramos, de Cinco Saltos. Según la acusación, el imputado estaba "caído en la vía pública" y portaba y esgrimía un arma de fuego calibre 22, con la que intimó a Marcelino Cotrena Huilapán y a José Calful, quienes iban a bordo de una motocicleta de 220 cc.

Godoy blandía el arma y apuntó a las víctimas en la cabeza y el cuerpo, para apoderarse del rodado y darse a la fuga. Personal policial de la unidad 78 lo persiguió, pero el imputado "le efectuó disparos a fin de conseguir su cometido, dirigiéndose por zona rural hasta Cipolletti, en Ferri, donde dejó abandonada la moto".

Y aquí ocurrió el segundo hecho por el que llegó a juicio: cerca de las 8.30, en Ferri, Godoy percatándose de que era perseguido por la policía, ingresó ejerciendo fuerza física a la vivienda. En el interior del domicilio estaba la esposa e hijo del dueño, a quienes "intimidó con el arma de fuego que portaba, impidiendo que éstos salieran afuera de la vivienda, colocando en forma ostensible su brazo contra la puerta de la cocina, mientras que con el restante arma apuntaba a sus moradores".

"Luego de ello se escondió bajo una de las camas de la vivienda, oportunidad que fue aprovechada por los moradores de la misma para huir del lugar y franquear el acceso al personal policial, quienes procedieron a su detención y secuestro del arma de fuego descripta la que se hallaba con seis proyectiles completos y tres vainas servidas".

Tras un juicio abreviado, el imputado aceptó la pena propuesta por el fiscal, admitiendo su culpabilidad, y la Cámara Segunda decidió condenarlo a siete años de prisión por "robo calificado por el empleo de arma de fuego apta para el disparo, en concurso ideal con portación sin la debida autorización legal, todo en concurso real con violación de domicilio, resistencia a la autoridad y abuso de arma". Unificó esta pena con la dictada por la Cámara Primera de Roca en "quince años de prisión".