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OPINION: Doble alegría, "falso" medallero | ||
La alegría, afortunadamente, fue doble. El ciclista Juan Curuchet, que a los 43 años y en sus sextos Juegos, se quejaba porque creía que él, hijo de un deporte más pobre, era un mejor representante olímpico que el astro NBA Emanuel Ginóbili, ganó el primer oro de Pekín el mismo día que el fútbol se desquitó ante Brasil. Para el fútbol, en rigor, tal vez tenga más valor la goleada 3-0 contra Brasil que una eventual segunda conquista del oro. Son las leyes del fútbol que, por mucho que ambos lo disimulen, tienen poco y nada que ver con las del mundo olímpico. Por eso la alegría fue doble. Porque por fin llegó un oro olímpico y porque también se le ganó a Brasil. El único rival que, igual que Argentina, se tomó seriamente el campeonato de fútbol de los Juegos, más deseoso que nunca de ganar el único trofeo que le falta a su exitosa vidriera. Pero fue un enfrentamiento entre el pasado (Ronaldinho) y el futuro (Lionel Messi). Y ganó el futuro. Por más variedad de ataque. Y porque al DT brasileño Dunga el ataque le gusta cada vez menos. Brasil se tomó tan en serio a los Juegos que la derrota podría llegar a dejarlo sin técnico en plena eliminatoria del Mundial 2010. Juegos al margen, lo bueno que dejó la goleada ante Brasil es que Sergio Romero sigue luciendo como buen arquero para el futuro, lo mismo que el juvenil zaguero Ezequiel Garay (Nicolás Pareja es pura sorpresa y revelación), que Fernando Gago y Javier Mascherano parecen entenderse cada vez mejor en el medio, que Sergio Agüero demuestra que no tiene por qué ser imprescindible un nueve grandote en el área para hacer goles y que Juan Román Riquelme puede ceder protagonismo para que Messi acelere cuando lo sienta, aunque todavía suele confundir los momentos. La firme posibilidad de que el fútbol repita el oro (aunque parece que Nigeria será mucho más duro que Brasil), abrió un panorama medianamente más tranquilizador en Pekín. Especialmente si se recuerda que también Las Leonas y el básquet están en carrera por medallas. Aunque difícilmente ocurra, un par de oros podrían dejar a Argentina, por ejemplo, delante de Brasil en el medallero. No significa nada. Brasil tuvo atletas y nadadores luchando ante los mejores del mundo y uno de ellos, el formidable César Cielo, ganó inclusive oro en la piscina de 50m. Argentina está muy lejos de eso. En términos de deporte olímpico, algo de lo que Curuchet entiende bastante, Brasil es claramente superior. El medallero, pues, puede ser una ilusión. Pero muchos se aferran igualmente a ella. La prensa británica se burlaba de su equipo, el Team GB, como lo llamó el gobierno, y pensaba que los próximos Juegos de Londres 2012 terminarán siendo una fiesta de chinos y estadounidenses. Pero una semana con lluvia de oros la ubicó en el tercer puesto de la clasificación general y el gobierno anunció que habrá una recepción extraordinaria en las calles de Londres, cuando retorne el equipo desde Pekín. Los especialistas aseguran que la tendencia ya es irreversible. Que a Estados Unidos le resultará imposible alcanzar a China, que se convertirá entonces, por primera vez en su historia, en líder olímpico. Sería el deporte anticipando lo que el mundo ya descuenta. Sería también el triunfo de un país que apostó todo por los Juegos, no sólo en términos deportivos, sino ante todo en cuestión de imagen. Sigue habiendo detenidos, represión y censura en China. Pero el mundo mira a los estadios. EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES | ||
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