| En este juego de hipocresías del gobierno con la manipulación de los datos de la inflación vía INDEC, ya los tiempos se han desbordado y es poco lo que puede hacer ahora la Presidenta sin pagar un costo político bien alto por tantos errores, dilaciones y, sobre todo, por las excusas que suelen buscar culpables escondidos en la desestabilización, un atajo que la opinión pública detesta. Por el lado inflacionario, aunque deba hacerlo para cerrar un frente bien conflictivo, salir ahora del problema será todo un incordio para el Gobierno, después de haber invertido más de un año y medio en destrozar la credibilidad del INDEC, con la confección de un Índice de Precios al Consumidor de múltiple engaño, a través del cual se orquestó una monumental estafa destinada a los bonistas, se pretendió decir que muchos pobres ya no lo son y además se convalidó la erosión de los salarios, más allá de haberse montado una fenomenal burla hacia los consumidores, proceso que el ex presidente Raúl Alfonsín acaba de calificar, sin ahorrar adjetivos ni énfasis, como "absolutamente inmoral". Como subproducto de todo este desaguisado, durante el último tiempo se quiso esconder el desbarajuste de los precios detrás de la necesidad de darle más transparencia al Instituto, algo que debe hacerse, pero en paralelo con un plan antiinflacionario que, antes de ser calificado como ortodoxo o heterodoxo, sea "comprado", por su consistencia, por el grueso de la población. HUGO GRIMALDI (DyN) | |