La presidenta Cristina Fernández definía este fin de semana en El Calafate, junto a su esposo Néstor Kirchner, posibles cambios en el sector económico de su gobierno. En la intimidad de su refugio santacruceño, lejos de la miradas indiscretas y de la prensa, el matrimonio presidencial buscaba la forma de destrabar la crisis de credibilidad que enfrenta el organismo oficial de estadísticas, el INDEC, y que ha derivado en una ola de desconfianza que parece haberse instalado en la economía.

Tras participar de los actos por la asunción del presidente Fernando Lugo, la jefa de Estado partió ayer por la tarde en el avión presidencial Tango 10 desde el aeropuerto internacional de la capital paraguaya rumbo a la localidad turística.

Allí compartirá el fin de semana con su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner.

Las versiones sobre posibles modificaciones en la gestión del instituto de estadísticas se multiplicaron en las últimas horas, junto con las presiones políticas y económicas para que se produzcan. Algunos analistas más osados, especulan que Cristina también estudia otros cambios, entre ellos el destino del polémico secretario de Comercio Guillermo Moreno o la posible designación en Hacienda de un notorio economista que refresque las expectativas, aunque por el momento no hay confirmación de nada de esto.

Durante la semana, los operadores económicos siguieron con gran expectativa la posibilidad de que la presidenta defina los cambios que devuelvan la credibilidad en la estadística oficial y se transmita un mensaje de tranquilidad a los mercados.

Trascendió que el Ejecutivo trabaja en la búsqueda de un técnico de renombre para reemplazar a Ana María Edwin, la funcionaria colocada al frente del organismo po Moreno.

En medio de gran hermetismo, el jefe de Gabinete, Sergio Massa, lideraría la búsqueda de un nuevo jefe para el INDEC, que tendría un fuerte perfil técnico y antecedentes sólidos para hacerse cargo del cuestionado organismo.

Desde la cartera de Massa señalaron que los cambios se producirán aunque está en manos de la presidenta Cristina Kirchner definir el momento de los anuncios.

Según versiones que circulan en el mercado, la presidenta Kirchner admitió a sus colaboradores la existencia de un "problema" en el organismo, y consideró necesario tomar medidas para recuperar la confianza en el INDEC.

Trascendió además que la Presidenta consultó ya al economista Aldo Ferrer, muy identificado con el modelo impulsado por el kirchnerismo, y a Roberto Frenkel, un heterodoxo que podría quedar a cargo del organismo. También existen contactos con el desarrollista Héctor Valle y con la radical Beatriz Nofal, jefa de la agencia nacional de inversores.

Pero el Gobierno enfrenta diversos obstáculos para el sinceramiento del INDEC. Por empezar, un elevado un elevado costo fiscal, que algunos analistas estiman del orden de 3.400 millones de dólares, ya que los bonos ajustados por CER multiplicarán su valor en forma automática una vez que se oficialice la inflación real del mercado. Y eso sólo considerando el pasado.

A futuro, los analistas destacan que, por cada punto de inflación real reconocida, se deberán asumir desembolsos por otros u$s 100 millones anuales.

Otro tema urticante para el gobierno es el Aerolíneas Argentinas, donde se multiplican las dudas y la oposición sospecha que la idea del oficialismo es hacer pasar el proyecto de ley tal como está, sin cambiar una coma, tal como sucedió con la Resolución 125. Los diputados opositores sostienen que los gremios y el secretario de Transporte, Ricardo Jaime están intentando cubrir acciones y omisiones en tiempos de Marsans, las que llevaron a desestabilizar del todo a la compañía aérea. (ver aparte)

La situación tiene además un costado diplomático muy sensible, ya que la Presidenta deberá viajar a España en la segunda quincena de octubre, tras dos diferimientos anteriores.

(DyN/ Perfil/ Redacción)