Domingo 17 de Agosto de 2008 Edicion impresa pag. 30 > Internacionales
Pobres brasileños dejaron de ser pobres sin saberlo
Impacta la movilidad social por un mayor empleo en blanco. Acceso al crédito es básico para un mayor consumo popular.

RÍO DE JANEIRO (DPA).- Dos estudios aparecidos recientemente en la prensa de Brasil aseguran que la clase media ya es mayoría en el país, pero muchos de los que ahora son considerados clase media siguen teniendo conciencia de ser pobres.

"¿Así que ya no soy pobre?", se preguntaban irónicamente los ciudadanos de un barrio popular de Río de Janeiro en un reportaje emitido por la Globo, la principal cadena televisiva del país, el día que saltó la noticia.

"Ahora soy clase media. No tenía ni idea", decía uno de ellos entre risas, al saberse socialmente ascendido de la noche a la mañana.

Según la Fundación Getúlio Vargas, el porcentaje de brasileños que por su poder adquisitivo forman parte de la clase media ya supera el 50 ciento de la población.

Tal afirmación se basa en un estudio que analiza la evolución de la clase media brasileña en los últimos años, que incluye a las familias que ganan entre 1.064 y 4.591 reales (entre 677 y 2921 dólares), y que concluye que en 2008 el porcentaje de familias que forman parte de ese estrato social se situó en el 51,89 por ciento, 10 puntos más del 42,26 por ciento registrado en 2004.

Tras la aparición de esos datos en todos los medios brasileños, no tardaron en saltar voces críticas con lo que consideran un artificio estadístico parte de la estrategia electoral del gobierno -antes de las municipales de octubre- para recordar a la población lo beneficiosa que está resultando su política de reducción de la pobreza.

"Es verdad que existe una mejora en el padrón de vida brasileño, pero elevar a la gente de categoría es un poco pretencioso", explica Silvia, una abogada.

Para ella y otras fuentes consultadas por dpa, basta con unas cuentas rápidas sobre el costo de la vida en Brasil para llegar a esta conclusión: una familia con ingresos por encima de los mil reales difícilmente puede considerarse clase media.

"Imagínate. Una familia de cuatro personas que tenga que pagar casa, comida, escuela de los niños, seguro de salud y algún que otro hobby necesario para llevar una vida normal, difícilmente llega a final de mes con esas cantidades. Siguen siendo pobres", explica Leticia, una trabajadora del sector audiovisual.

El responsable del estudio, el economista Macelo Nery, se defendió: "Estoy de acuerdo en que el límite que define las franjas de cada clase social es arbitrario, una simplificación. Pero el tamaño de esta clase o la forma como se define es lo menos importante, lo más

importante es que está creciendo". Entonces, si los límites son arbitrarios y no corresponden a la realidad, ¿por qué fueron difundidos?, se pregunta Silvia. Lo cierto es que esta sensación de movilidad y mejora social ahora está medida en números. Esta investigación de la Fundación Getúlio Vargas demostró que el número de indigentes en las seis mayores regiones metropolitanas de Brasil (San Pablo, Río de Janeiro, Salvador, Belo Horizonte, Porto Alegre y Recife) bajó de 5,6 millones de personas en 2002 a 3 millones este año (casi a la mitad).

Pero según Nery lo que más llama la atención es el fenómeno de la movilidad social, en un país que parecía vedar cualquier ascenso. No por casualidad, el documento elaborado por la Fundación se llama "La nueva clase media". En él se demuestra que el paso de sectores sumergidos en la pobreza a esa categoría tuvo que ver "con un aumento significativo del empleo en blanco". No es solo una cuestión de estatus: facilitó el acceso al crédito y en consecuencia a todos los bienes de consumo propios de las clases más acomodadas.

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