Domingo 17 de Agosto de 2008 Edicion impresa pag. 40 > Cultura y Espectaculos
Babasónicos: Superhéroes por un rato
“Río Negro” repasó junto al baterista de la banda, Diego Castellanos, los momentos claves del espectáculo que darán mañana en Neuquén, en medio de la gira que los trae a presentar su nuevo disco: “Mucho”.

En la escala neuquina de la extensa gira nacional para presentar su disco "Mucho", los Babasónicos estarán mañana en el Club Pacífico, Alberdi 777, de Neuquén Este reciente trabajo discográfico sucede a "Pasto" , "Trance Zomba" , "Dopadromo", "Babasónica", "Miami", "Jessico", "Infame" y "Anoche" (05), registro póstumo con el bajista Gabriel Mannelli, fallecido a los 37 años, el 12 de enero.

El 28 de setiembre próximo está confirmada la presentación de la banda en el Festival Pepsi Music. El tour sigue en noviembre, en Santiago de Chile y Valparaíso. Mientras tanto, Agustín Alberdi, director del clip de "Pijamas" trabaja en la filmación de "Microdancing", segundo corte de "Mucho".

A casi diecisiete años de aquel noviembre del 91, cuando nació oficialmente el grupo, y a horas de su recital en la región, "Río Negro" repasó con el baterista Diego Castellano, momentos claves de sus espectáculos, sensaciones, la cocina interna que le da sabor a su trabajo... "Nosotros siempre estamos bastante relajados, distendidos antes de un recital. No nos ponemos nerviosos o muy ansiosos. Quién sabe, cuando estamos ya tocando, nos volvemos un poquito más serios, pero antes la cosa es tranqui, estamos en el camarín, siempre hacemos chistes, nos reímos".

-¿Repasan partes en sus instrumentos, pasajes que en la anterior presentación no salieron según lo planeado?

-No, no, porque cuando comenzamos a salir, ya conocemos a fondo el material, cada canción. Si alguien se equivoca, sólo se da cuenta y cuando volvemos a tocarla, trata de hacerlo bien. Pero no se da habitualmente. Al grabar el disco, ensayamos un montón y ajustamos todo, nos queda asimilado.

-Segundo momento... Están en medio de la ovación que ocurre cuando ustedes aparecen ante el público.

-Ahí cambia todo. Se produce algo medio inexplicable. Se transmite la emoción de la gente a cada uno de nosotros y es como que nos cambia la personalidad, (ríe) un poquito. Sí, cambia el estado de percepción. Ahí te das cuenta que tu deber es otro, no es reírte en el camarín. Siempre se crea como una simbiosis entre el público y la banda; igual nos concen

tramos, la banda se arma en sí misma y se proyecta hacia afuera. Pero, lo primero que pasa es la conexión entre nosotros, y tiene que ver con una cuestión más de tipo musical. Se crea con un contacto telepático, podría decir. Más o menos estamos todos en la misma. Quizá haya alguno más disperso o que está en otro lado y tratamos de que vuelva.

-Con los primeros acordes, la gente comienza a corear fervorosamente la letra...

-Canta como si fuera otro integrante, entonces tenemos que concentrarnos para no distraernos con la emoción que eso genera, con lo que ocurre abajo del escenario. Es increíble... Hace que comprendas para qué estás, cuál es tu papel en ese juego mágico. Es poder y entrega, a la vez. Tenés que entregarte a la situación y a vos mismo en tu otro estado. Yo creo que uno cambia, no de personalidad, pero saca otro cuando está tocando.

-En tu caso, ¿cómo es?

-Soy totalmente expresivo y me entrego a lo que la música me transmite y lo emito hacia afuera. Uno es como un vehículo; percibe cosas, las baja y las envía al exterior. Yo soy muy interfase. Recibo datos, los proceso, les pongo cuestiones muy personales.

-¿Qué hace diferente un recital del anterior, que no sea rutina?

-En realidad lo es. Vamos de gira y hacemos shows todos los días; medio se genera un hábito de ir a tocar y la expectativa es saber qué va a pasar hoy. A veces hay semejanzas con la última noche; a veces, no. Depende cómo estemos; si nos sentimos re bien, sale todo de taquito; de lo contrario, cuesta y exige más. Hay oportunidades en que no sabés si podrás hacerlo, o tan bien como la noche previa. Podés estar más cansado, disperso, preocupado, o no tenés ganas, como sucede en la vida de cualquier mortal. Y eso genera incertidumbre. Querés repetir una buena performance, pero no estás en el mismo día y hacés lo que podés. Siempre me sorprende que no sé de dónde, pero la cosa sale; hay un plus de energía relacionado con la situación de compromiso. Es como si te tiraran al agua y nadás como puedas, como hayas aprendido, como te salga.

-Final, terminó todo. Ustedes abandonan el escenario y la gente sigue cantando la última letra...

-Ahí nos sentimos un poco más contentos que cuando entramos, porque ya hicimos una enorme descarga y tenemos cierto alivio y el premio que nos dio el recital. Siempre nos llevamos algo bueno. A veces, te llevás no haberte encontrado en algún tramo del show. Pasa. Yo puedo entrar re bien, después me disperso un poco, o al revés. Se me va de foco y luego vuelvo a enfocarlo. Tampoco está tan claro, es medio un caos en un punto. Entonces, cuando todo termina, bajás a la tierra. A la par, estoy re pila, energizado, en otros casos muy cansado… Volvés a la tierra y te das cuenta que fuiste súper héroe por un ratito.

 

EDUARDO ROUILLET

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