ESTAMBUL (DPA).- El primer ministro de Turquía Recep Erdogan está tratando de apagar incendios. Tras la escalada de los combates en Osetia del Sur, viajó hacia Moscú y Georgia para promocionar un pacto de estabilidad para el Cáucaso.
Los turcos tienen un interés casi intrínseco en pacificar la región, porque cualquier conato de inestabilidad pone automáticamente en cuestión que Turquía y el Cáucaso puedan continuar utilizándose como corredores energéticos para Rusia.
Es que los oleoductos y gasoductos son las venas más vulnerables de Occidente. Hace días que está interrumpido el suministro de petróleo desde Bakú vía Tiflis hacia la costa mediterránea turca de Ceyhan (BTC). Primero debido a una explosión ocurrida el 5 de agosto en las inmediaciones de la ciudad anatolia de Ezincan, y luego porque los georgianos la sacaron de servicio.
El gobierno de Tiflis informó de ataques aéreos rusos sobre el oleoducto. "Los oleoductos son los medios masivos de transporte más seguros que existen", opina Adolf Feizlmayr, copropietario de la empresa de proyectos de ingeniería ILF basada en Munich.
La empresa se especializa en la planificación de oleoductos en todo el mundo, y también intervino en la construcción del oleoducto BTC.
Pero en caso de atentados o de ataques puntuales, los ductos se vuelven especialmente vulnerables porque atraviesan por regiones con poca o ninguna densidad poblacional.
Los tubos tienen un espesor de casi 1,2 metros. Con una longitud de poco más de 1.700 kilómetros, éste es uno de los ductos más largos del mundo, motivo por el cual su recorrido ha sido soterrado. Desde que los ductos se han vuelto un blanco de atentados, sobre todo en Irak, se ha vuelto habitual que tropas especiales se ocupen de su seguridad.
Es que en caso de una explosión se pueden perder hasta 3.000 metros cúbicos de gas, y los trabajos de reparación suelen extenderse por espacio de alrededor de dos semanas.
Feizlmayr dijo que se está trabajando febrilmente para mejorar el control de seguridad del oleoducto. Existen planes para instalar un sistema de advertencia que permita reconocer a tiempo posibles planes de sabotaje.