Como frente a Estudiantes, por la Sudamericana, el "Chipi" Darío Gandín saltó a la cancha y le dio la victoria a Independiente (1-0), aunque esta vez fue un premio demasiado grande para el "Rojo", que jugó realmente mal ante un digno San Martín de Tucumán.

Todo lo bueno que demostraron los tucumanos la fecha pasada, cuando le ganaron con justicia a Huracán, se vio otra vez, pero ahora ante un "grande". El "Rojo" se vio perdido ante el orden táctico y la presión que metió el equipo de Carlos Roldán en los primeros 45 minutos.

A decir verdad, los de Claudio Borghi se vieron sorprendidos y sus mejores individualidades jamás encontraron espacios para moverse con soltura y lastimar. El "Rolfi" Montenegro buscó siempre los espacios, pero pocas veces gravitó. En cambio, San Martín sí puso varias veces en aprietos a Fabián Assman, que durante este encuentro respondió con solvencia. Por la buena tarea del "1" local, y por la ineficiencia de los atacantes tucumanos es que se fueron al vestuario con el partido sin goles.

La única clara del "Rojo" fue una escapa de Montenegro que acabó en un disparo desviado.

A la vuelta de los vestuarios las ideas de Independiente no se clarificaron, aunque hay que decir que el "Santo" bajó un poco su nivel y el encuentro entró en una meseta casi soporífera.

El partido se tornó un bodrio desde ahí hasta casi los 40, porque a los visitantes les pareció que era un buen negocio volver a casa con un punto en el bolso, y porque el equipo del "Bichi" no acertó dos pases seguidos. El colmo de este partido se produjo sobre el final, cuando la defensa de San Martín erró por única vez, Montenegro la ganó y sin arquero le erró al arco.

Cuatro minutos más tarde Independiente encontró el inmerecido triunfo: cayó un corner, el "Rolfi" definió, volvió a errarle a la valla, pero la tomó el "Chipi" Gandín, que anda más que derecho, y la mandó al fondo de la red. Ya en tiempo de descuento, Germán Noce la tenía que empujar pero la tiró por arriba. Así, la desazón tucumana fue aún mayor.