VIEDMA (AV)- Jorge Aníbal Masson fue el último jefe del distrito militar con asiento en Viedma. Como teniente coronel condujo esta dependencia entre 1994 y diciembre de 1996, fecha en que se cerró en el marco de la reforma del Estado nacional.
Durante su paso por esta capital, siempre se mostró como una persona "sociable y amable", según personas que lo trataron.
En abril del 2000 declaró como testigo en "el juicio por la verdad" realizado en Bahía Blanca en el que se trató de establecer la función que varios militares habían cumplido en el centro clandestino de detención "la Escuelita" que dependió del V Cuerpo del Ejército en esa ciudad.
En esa oportunidad a los jueces de la Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca se les agotó la paciencia. Fue el mismo presidente del Tribunal que cortó el relato de Masson con un duro llamado de atención ante este militar que desconocía todo lo que había ocurrido en esa dependencia del Ejército donde había cumplido funciones. Igual que sus camaradas en el juicio, Masson no recordó, no supo y no le constaban los hechos frente a cada pregunta puntual que se le formuló para conocer lo sucedido con los desaparecidos y con el funcionamiento de aquella "Escuelita". En forma enfática el presidente de la Cámara, Augusto Fernández Vivot, le recriminó "¡no puede ser que no sepa nada!" al señalarle "usted no es un marciano o un bloque de granito" y advertirle que "le está tomando el pelo al tribunal y no se lo vamos a permitir". Esta reacción del magistrado sin disimular la bronca desató el aplauso de los asistentes a la audiencia oral y pública. "¿Sabe por qué está sentado acá? porque hicieron las cosas mal. Si tenían que combatir a un grupo cualquiera y de la ideología que fuera tenían la Ley y las armas que le había dado el Estado pero hicieron las macanas y ahora no saben cómo taparlas", sostuvo en aquel momento el magistrado, según lo relatado por los enviados especiales de este diario en aquel juicio.
También se destacó entonces que Masson aseguró que en Bahía Blanca estuvo al mando del mayor Emilio Ibarra, quien ante el mismo Tribunal había reconocido que comandaba el grupo de tareas encargado del secuestro de personas. Sin embargo, Masson desmintió a su superior y dijo que no sabía que en aquellos años desaparecieran personas o que fueran detenidas
