Roger Federer arrancó la temporada señalado por todos como el hombre capaz de lograr el "Golden Slam": es decir, ganar los cuatro "grandes" y el oro olímpico. Sin embargo, la mecánica perfecta del 'relojito suizo' ha comenzado a fallar este año.
El aún Nº1 del mundo cayó en semifinales de Australia en el primer Grand Slam del 2008, perdió las finales de Roland Garros y Wimbledon ante Rafael Nadal y ayer, ante la sorpresa generalizada, se despidió del sueño dorado de Pekín al caer en cuartos ante James Blake por 6-4 y 7-6 (7-2). El estadounidense no sólo no había vencido a Federer en ocho enfrentamientos anteriores, sino que había podido ganar apenas un set en todo el historial entre ambos.
En lo que va de la temporada, el suizo sólo se impuso en dos torneos, el de Estoril y el de Halle, y perdió cuatro finales, todas ellas ante Rafael Nadal, a quien cederá el lunes oficialmente el número uno, un puesto que ocupó con autoridad desde febrero de 2004.
"Estoy desilusionado. En realidad necesito entrenar y descansar más para poder (volver a) ganar. Mi intención aquí era ganar la medalla de oro, pero perder un partido también es algo normal", se justificó el suizo tras la derrota.
La contracara a este presente de Federer fue justamente el español Nadal, quien no pasó sobresaltos ante el austríaco Jurgen Melzer al que venció por 6-0 y 6-4, y deberá enfrentarse por un lugar en la final 'dorada' al serbio Novak Djokovic, que dejó afuera al francés Gael Mofils por 4-6, 6-1 y 6-4.
La otra semifinal la disputarán el chileno Fernando González, que eliminó al francés Paul-Henri Mathieu por un doble 6-4, ante Blake.