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ANALISIS: Al borde de la impunidad | ||
La víctima relataba lo que había padecido cuando el defensor Gerardo Balog le preguntó si tenía interés en que la causa continúe su curso. Vargas no llegó a responder, porque el juez Héctor Leguizamón, que presidía el tribunal, volvió a interrogarlo: "¿Qué interés tiene en que siga la causa? ¿Quiere recuperar algo de plata? ¿Quiere que vaya alguien preso?". Un atemorizado Vargas, que declaraba en presencia de quienes presuntamente lo habían robado y torturado, sólo atinó a responder "no me gustaría que nadie vaya preso". El debate pudo haber concluido allí, con la absolución lisa y llana de los imputados por el desestimiento de la víctima, pero por alguna razón, que nadie aclaró, siguió su curso hasta los alegatos. La causa se inició por un robo con armas, cometido por una banda motorizada en una vivienda situada a 30 metros de un camino vecinal y en un solitario paraje ubicado a 10 kilómetros de El Bolsón. Hace pocos años, por un hecho con lesiones de menor importancia, también ocurrido en aquella localidad, la Cámara Primera del Crimen dictó la primer sentencia por torturas contra un civil. En este caso, sin embargo, los imputados pudieron aguardar el juicio en libertad, sin preventiva, y el fiscal pidió el mínimo para el robo con armas. Es probable que el instituto del criterio de oportunidad haya tenido un nombre y apellido en la inspiración de quien lo impulsó, pero es hora de que revisen esta norma, que posibilita la impunidad para violadores, secuestradores y ladrones, entre otros, sin que siquiera quede mencionado el antecedente en su prontuario. SERAFÍN SANTOS ssantos@rionegro.com.ar | ||
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