No es el mejor antecedente, sobre todo pensando que en un mes el tenis argentino se topará con uno de sus sueños más preciados: la semifinal de la Copa Davis. Pero la realidad indica que el séptimo día de los Juegos Olímpicos no encontrará ninguna raqueta criolla en carrera.
Ayer fue otro día para el olvido. La última esperanza en singles, David Nalbandian (8 del mundo), sucumbió ante el juego firme y de fondo que le impuso el francés Gael Monfils (43), que lo venció 6-4 y 6-4.
Antes, se había apagado la ilusión en dobles con la caída de Gisela Dulko-Betina Jozami a manos de las rusas Elena Vesnina-Vera Zvonareva, por un doble 6-2.
"Estoy con la bronca lógica de haber perdido, como siempre cuando hay una derrota. Pero quizá ésto era de esperar, porque llegaba sin ritmo de partidos. En los momentos en que lo necesité, creo que eso se notó", se lamentó David.
El partido ante el moreno francés fue de puntos largos y disputados, pero siempre dio la sensación que el de Unquillo se encontraba muy errático.
El juego largó con un quiebre de Monfils, que Nalbandian recuperó para ponerse 2-2. Con "Manu" Ginóbili y el resto del equipo de básquet en las tribunas, los dos fueron palo y palo hasta el décimo game, cuando el galo robó el saque y lo cerró en 6-4.
En el segundo set, el match siguió el mismo rumbo, con muchas equivocaciones de David y un sólido juego de fondo de Monfils, aunque más parejo en el marcador hasta el final. El criollo no lució como en otros tiempos y le costó doblegar en cada punto a su rival, hasta que llegó el previsible final: el francés le quebró el saque en el noveno juego, se puso 5-4 arriba y lo definió con su servicio. Así se terminó el sueño del tenis argentino.
"Tenía muchas ganas de hacer algo grande acá, pero no se dio. Duele porque uno no sabe si va a seguir vigente dentro de cuatro año, como para poder participar de otro Juego Olímpico", cerró David.