| ||
El complejo está cercado y el pueblo se queda afuera | ||
El Parque Olímpico está vedado para el público común. La amenaza terrorista es la principal razón. | ||
El hombre gesticula enérgicamente, habla con los policías y a modo simbólico levanta sus manos. "¿Por qué no me detienen?" Su vivienda fue demolida para hacer lugar a las espectaculares construcciones olímpicas y ahora encuentra la oportunidad de que se escuchen sus reclamos. Nunca antes hubo tanto periodistas en Pekín y el ex residente quiere contarle al mundo su disconformidad. "Durante los Juegos los periodistas pueden mantener entrevistas con todos los que den su aprobación. Yo estoy a disposición para cualquier entrevista", señala el hombre, que reclama un mayor resarcimiento por su desalojo. Fuera de los controles de seguridad, a la entrada del centro de prensa, el chino entrega panfletos a algunos de los más de cinco mil periodistas que cubren los Juegos. La policía lo deja actuar, pero al rato intentan convencerlo de no protestar más. Después de poco más de media hora, el hombre desaparece. "Finalmente la policía se lo llevó", dijo una vendedora de souvenirs. Las autoridades intentan a toda costa evitar incidentes. Cercos de tres metros, exhaustivos controles de seguridad y calles cerradas mantienen alejados a los "perturbadores" del predio olímpico. Tras años de desarrollo incontrolado, en muchos habitantes de Pekín y del resto de China se alojó un fuerte descontento. Los motivos de protesta son diversos: corrupción, apropiaciones, contaminación ambiental. Por ese motivo, el Parque Olímpico, ubicado al norte de la metrópolis de 17 millones de habitantes, está clausurado para el pueblo. Mucho están decepcionados porque no perciben mucho más de los Juegos Olímpicos de lo que pueden ver por tevé. A menos que sean uno de los afortunados que cuentan con entradas para presenciar algún evento. Es que a los organizadores les preocupa la seguridad de los invitados olímpicos. Desde hace semanas, los medios chinos especulan sobre posibles ataques terroristas durante los Juegos. Y es por eso que incluso sacar fotos a cientos de metros del complejo olímpico se ha convertido en un acto limitado. De pronto aparecen dos agentes de seguridad, comienzan a desconcentrar a la gente delante de la entrada sur. "¡Qué es esto!", protesta una mujer en voz alta, mientras detrás de ella un guardia apura a la gente para que despeje el lugar. Pero ella, sin inmutarse sigue posando delante del "Nido de Pájaro". Muchos esperaban que al menos iban a tener una mayor participación en la ceremonia de inauguración. Pero la mayoría debió seguir el evento en el televisor de su casa. Casi no había pantallas gigantes públicas donde compartir con otros el desarrollo del evento. Pocos días antes de la inauguración, muchos curiosos aún lograron acercarse a la zona para ver los fuegos artificiales. Pero después, se volvieron a incrementar las medidas de seguridad y ahora ya casi nadie puede acercarse al complejo. (DPA) | ||
Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí | ||