Domingo 10 de Agosto de 2008 Edicion impresa pag. 40 y 41 > Cultura y Espectaculos
El personaje perfecto para un culebrón
Luis Miguel es un Tremendo Menudo", declaraba hace ya unos años un grafiti que se podía leer en una ciudad del Alto Valle.

Luis Miguel es un Tremendo Menudo", declaraba hace ya unos años un grafiti que se podía leer en una ciudad del Alto Valle.

Por entonces Luis Miguel emergía desde la escena musical como un nueva figura de aires caribeños con fecha de vencimiento incorporada. Pero el cantante superó y por mucho a grupos como Tremendo y Menudo, manteniéndose al tope de las listas de ranking de ventas. Poseía algo que ellos no, además de talento, convicción. O, incluso, mejor llamarlo un mesianismo mal disimulado

Ya desde su preadolescencia Luis Miguel declaró que su sueño mayor, el que lo ciega y lo impulsa aun hoy, era transformarse en el cantante número 1 del mundo. Un sueño que también soñó el gran Frank Sinatra, "La voz".

Aunque suene obvio decirlo, Luis Miguel depende más que ningún otro artista del planeta, y de un modo vital, de su éxito. Es decir, Luis Miguel tiene éxito porque tiene éxito. Siempre debe ser de ese modo.

En sus 26 o más años de carrera, los fanáticos no encontrarán un punto flaco, un leve declinar, una secuencia de duda entre un álbum superventas y el siguiente. Luis Miguel permanece, cual dios olímpico, en su "mejor momento".

En este punto es donde los adjetivos pierden sentido porque se aglutinan, se estrellan unos con otros: Luis Miguel ha sido para la industria de la música el perfecto intérprete de un personaje perfecto. Un máquina de generar fans, llenar estadios y vender discos. Un coloso griego capaz de provocar mareas de éxitos y movilizar tendencias dentro del género romántico. La industria lo ama y el ama a la industria que lo ayudó a nacer. No está demás aclarar que "Luismi" odia que bajen gratis sus canciones desde internet.

 

Secretos públicos

 

Sus admiradores sólo han sabido de frustraciones toda vez que quisieron saber algo acerca de la vida privada de su ídolo. Quizás no se atrevieron a pensar que Luis Miguel no quiere adentrarse en los pormenores, simplemente, porque no los posee. El chico de mexicano no cuenta porque no tiene nada para contar. Su vida privada es su rollo público. Después vuelve a una insólita cápsula emocional y duerme como un faraón.

Un simple ejemplo sirve para entender esta teoría: ¿Quiere usted saber dónde estará Luis Miguel a partir de septiembre? Basta con visitar el sitio oficial dedicado a su persona donde están publicadas las fechas de sus presentaciones. El 3 de septiembre se encontrará en Seattle y seguramente se alojará en el mejor hotel y almorzará en el mejor restaurante de la ciudad. Luego irá a Sacramento y repetirá el menú. Después San José, Lake Tahoe, Santa Bárbara, Las Vegas, Tucson, Phoenix, Indio, San Diego, Fresno, Los Ángeles y así, durante meses, un día tras otro, hasta llegar a la Argentina en noviembre, cuando se presente el 25 en Mendoza, el 27 y 28 en Buenos Aires; y en diciembre, el 2 en Córdoba y el 3 en Rosario. Puro y voluminoso éxito.

Luis Miguel es un ejemplo de conducta artística y perseverancia. Otros cantantes y grupos de los más diversos géneros y de gran convocatoria -desde U2 hasta Julio Iglesias pasando por Soledad- debieron metamorfosearse con el paso de los años y las generaciones, sin importar el precio a pagar. Luis Miguel por el contrario ha sido igual a sí mismo, como Dyango, como Rafael, pero mucho, mucho más vigente y exitoso.

Recordemoslo a sus 15 años. Vestido de elegante traje cruzado, chalina a tono de seda oriental (que rigurosamente lanzaba a sus fans más inmediatas), intérprete de canciones románticas (hasta excesivas para su edad) y -atención- dueño de un grito entre histérico y desgarrador que provocaba el clímax entre las adolescentes.

Entre aquel momento y este no ha cambiado la configuración de su estética global. Excepto por el grito. Ese fue un recurso, que debido al cambio de voz, debió abandonar en forma definitiva. Uno lo recuerda en un Festival de Viña del Mar tratando de recuperar su don perdido una y otra vez sin poder conseguirlo. Lo mismo da, el pibe se convirtió en joven, luego en hombre y sobrevivió incluso a esa carencia. El resto se mantuvo.

 

Desapariciones y apariciones en la vida de "Luismi"

 

Su vida privada, esa de la que nadie sabe, se suspendió en algún momento de la década de los 80. No le faltaron razones. Hasta entonces fue tortuosa. Al punto que esto una vez lo llevó a declarar: "Yo debería haber enloquecido o desaparecido, pero resulta que he sobrevivido". No era un chiste.

Permitanme presentarles a un personaje de la farándula mexicana. Resultará invaluable a la hora de sopesar ciertos rumores que atravesaron la vida de Luis Miguel años atrás.

Se dijo, y jamás se confirmó, que Luis Miguel y su padre mantuvieron profundas diferencias. Algunas vincu

ladas al negocio de la música, otras a las adicciones de su progenitor. Entre ellas el alcohol y las drogas. El exitoso intérprete no tardó en deshacerse del problema. Cuando hubo cumplido sus 18 años (1988) lo reemplazó por una empresa independiente.

Jorge Vargas un conocido y tradicional cantante que tuvo algún vínculo con el padre de Luis Miguel, hace ya 20 y tantos años, confirmó la historia en un programa de ese país "La Oreja": "Yo no quiero aseverar nada, pero yo sí le digo que yo vi cuando ese señor le dio droga a Luis Miguel cuando tenía 12 años, yo lo vi en un lugar que se llamaba Casa Paco enfrente de la embajada de Inglaterra (Ciudad de México), no me volví a parar ahí, ni quise volver a saber de este señor", señaló.

La propia y supuesta adicción de Luis Miguel, así como el ritual de tomar buenas dosis de whisky JB antes de salir a escena, son comentarios que rodean cada uno de sus shows ¿Lo lleva en los genes?

Luisito Rey murió distanciado de su hijo en 1992. El parte oficial asegura que fue víctima de una neumonía fulminante pero hasta hoy se dice que en realidad lo que lo fulminó fue un coctel de drogas y alcohol. Otros han especulado con que era portador del SIDA.

El fantasma de un padre enfermo y desquiciado, no es el único que persigue a Luis Miguel, su madre, Marcela Basteri, desapareció un 18 de agosto de 1986 para nunca más volver a saberse nada de ella.

La historia no oficial, por supuesto, indica que luego de pasar seis meses en Carrara con su familia, la hermosa italiana viajó a España para encontrarse con Luisito Rey, para entonces su ex marido. A los dos días de arribar a Madrid, Basteri llamó por teléfono a su tía Adua para avisarle que seguiría viaje a México con el fin de ver a Luis

Miguel, y eso fue lo último que se supo de la mujer. Las hipótesis acerca de lo que aconteció con su persona son diversas y alocadas. La única que aun no hay sido escrita, pero nadie puede afirmar que no se hará, es la de una abducción extraterrestre. Por lo demás, se dijo que se había vuelto completamente loca y que gente del circulo de Luis Miguel la había encerrado en un psiquiátrico; que se había casado con un capo de la mafia italiana; que había muerto de múltiples causas, que estaba en una institución pero en sus cabales, y siguen las firmas.

 

El padre que faltaba

 

En todos estos años de carrera Luis Miguel ha debido soportar que de tanto en tanto, un total desconocido se le cruce en su camino a la gloria y, al igual que una fan delirante, le robe algo de su tiempo con una afirmación inesperada. Al menos dos hombres se han autodenominado los auténticos progenitores del cantante. El más célebre de los dos es un tal Gerald Spencer, primo de Diana, quien aseguró que era él y no otro, el verdadero padre Luis Miguel.

Este inglés afirmó haber conocido a Basteri y a su esposo Luis Gallego (Luisito Rey de nombre artístico) en Italia, y que mantuvo con ambos relaciones "bisexuales", por lo que Marcela quedó embarazada de él. "Luis Miguel tiene sangre azul", declaró Spencer. El cantante no aceptó someterse a un análisis de ADN.

De esta manera la biografía de Luis Miguel se convierte en un cóctel maravilloso digno de cualquier telenovela de su país: nacido de una bella modelo de origen italiano, que se esfumó de la faz de la tierra sin dejar rastro probablemente secuestrada, probablemente escondida en un psiquiátrico, acaso unida en un pacto de sangre con un líder de la Camorra; y de un padre cantante, que se amparó en el éxito de su hijo para hacer negocios y solventar sus adicciones; y que en rigor no era su padre, porque, producto de un "ménage á trois" entre su madre modelo, su padre drogadicto y Gerald Spencer, nació él, y Spencer, para más salsa, es ¡primo sexto de Diana de Gales!, con lo cual Luis Miguel termina siendo familiar de Guillermo y Enrique. Sólo queda decir "¡guau!".

Todo esto sin contar con que Luis Miguel en verdad no nació en México, que también hubo un puertorriqueño que reclamó su paternidad, y con que está distanciado de sus hermanos, el menor de los cuales, Sergio Gallego Basteri, insiste a su pesar en convertirse en cantante. Una fauna a la que se le puede sumar, una interesante cantidad de hermosas mujeres que alguna vez pasaron por los aposentos del Micky. Diga un nombre cualquiera de la realeza del mundo del espectáculo y si, fue amante de Luis Miguel, llamado de ese modo por el torero español Dominguín, padre del cantante Miguel Bosé. Y que nadie saque más conclusiones. Porque, de un modo más o menos oficial, se ha informado que Luismi fue novio de Mariah Carey, Lucero, Brigitte Nielsen, Stephanie de Mónaco, Claudia Schiffer, Daisy Fuentes, Alicia Machado (Miss Universo), entre otras.

En la actualidad está unido emocionalmente a Aracely Arámbula con quien tiene un hijo, Miguel, y espera otro. Las revistas del espectáculo han asegurado que entre ambos existe un contrato comercial (50 mil dólares por mes por cada hijo) y que viven separados.

Todos los límites del éxito han sido rotos por este personaje fugado de un universo literario romántico. Como un millonario que está impedido de perder en la Bolsa de Valores, el chico acumula fama y riqueza a lo largo de las décadas.

Sobra decirlo, su capacidad de atracción no tiene fronteras, aunque tampoco ideologías. Cuenta la leyenda que cuando los soldados del ejército norteamericano arrestaron a Saddam Hussein encontraron junto a sus pertenencias varios CD de música, entre ellos "Romances".

Luis Miguel, es la banda sonora de la historia.

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