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China se presentó con una inauguración majestuosa | ||
91.000 personas vibraron en el "Nido de pájaros" con el lanzamiento de Pekín 2008. Fue una demostración de poder, ante la mirada mundial. Ahora, a competir. | ||
China gritó al mundo su intención de elevarse al nivel de las grandes potencias con una memorable fiesta de inauguración de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. Como si se tratara de una metáfora, el pebetero ardió con una furiosa llama en el Estadio Nacional después de que Li Ning, triple medallista en gimnasia en Los Angeles 1984, lo encendiera alzado por el aire. Sujeto con cables, Li dio una espectacular vuelta al estadio por las cabezas de los 91.000 espectadores que asistieron a la culminación del acto de apertura del evento deportivo más importante del mundo. Poco antes, el presidente de China, Hu Jintao, declaró oficialmente inaugurados los Juegos. Ocho soldados portaron la bandera china para izarla a las 8:08, apenas unos minutos después de dar comienzo a una fiesta que los organizadores programaron para el 8 del 8 de 2008, en un intento de acogerse a la suerte que trae el número 8 en la cultura china. Todo un entramado de luz y pólvora puso marco a la fiesta diseñada por Zhang Yimou, un director de cine cuyos primeros filmes fueron censurados en su propio país, pero que acabó siendo "rehabilitado". Envueltos en el sofocante calor pequinés, las 91.000 almas que llenaron e "Nido de pájaro" viajaron a través de los 5.000 años de historia de la civilización china, pasando por la invención del papel, el desarrollo de la caligrafía, la Gran Muralla China o la Opera de Pekín. Todos vieron como 15.000 personas daban forma a un espectáculo en el que no faltaron tampoco los guerreros de terracota, la tinta china o el tai-chi, un ancestral arte marcial que 2.008 personas practicaron al unísono en un magnífico juego de coordinación. El gobierno chino pidió repetidamente que no se politizara el evento, hasta tal punto que el padre de la patria, el antiguo presidente Mao Tse-tung, quedó apartado de la ceremonia. "La política está en todas partes", dijo el ex presidente del COI, Juan Antonio Samaranch, el hombre que llevó los Juegos a China. Y la ceremonia de inauguración no fue una excepción. El "despertar de Asia" preocupa en Occidente. El lema fue utilizado por el actual jefe del COI Rogge, para referirse a la fortaleza deportiva de los países orientales, pero la apertura de los Juegos demostró que China tiene los ojos muy abiertos. Junto a Jintao y Rogge, asistieron al evento unos 90 mandatarios de todo el mundo, entre ellos George W. Bush, primer presidente estadounidense que participa en una ceremonia de inauguración fuera de su país. El Tíbet, la censura y el respeto a los derechos humanos persiguió a la antorcha durante todo su periplo internacional, con fuertes protestas antichinas en Londres o Pekín. Algo de eso se entrevió en el desfile de las 204 delegaciones. El público chino dio un aviso a la delegación norteamericana, que será el principal rival de China en el medallero, de lo que puede encontrarse durante las próximas dos semanas, al recibirla con un mix de aplausos y abucheos. Mucho más calurosa fue la recepción que se dio a Rusia, que fue saludada por su primer ministro, Vladimir Putin, o a Corea del Norte, que desfiló varios países por detrás de la de Corea del Sur. A diferencia de Sydney y Atenas, donde ambos equipos coreanos desfilaron juntos, los norcoreanos exigieron que entre ambos países se pusiera a Fiji, Camerún y Montenegro, debutante, tras su separación de Serbia. Cuba recibió una calurosa ovación, y Taiwán y Hong Kong fueron saludados con júbilo, pese a que las relaciones entre Taipei y Pekín son tensas. China reclama la soberanía sobre la isla, desgajada políticamente del continente desde la llegada de los comunistas al poder. La ovación que recibió Hong Kong aún fue más fuerte. La ex colonia británica, que tiene su propio comité olímpico, participa de forma separada en los Juegos pese a que está bajo soberanía china desde 1997. La emoción se desbordó a la entrada de China, que ocupó el último lugar como suele ser tradición del local. Yao Ming hizo de abanderado y escuchó muy fuerte el "Jia You!" (Vamos China). Con más de media hora de retraso y bajo la sudorosa mirada de estrellas como Tyson Gay, Dirk Nowitzki, Manu Ginóbili Rafael Nadal y Roger Federer, uno de los más aplaudidos, la antorcha olímpica llegó finalmente al impresionante "nido de pájaro", después de escalar el Everest y de 137.000 kilómetros de complicado camino a través del mundo. China quiere elevar su posición en el mundo y el deporte es un perfecto altavoz. Son los Juegos del "despertar de Asia", como dijo Rogge, los terceros que se disputan en el continente tras Tokio 1964 y Seúl 1988. Ahora, el gigante asiático luchará en las canchas con la mayor potencia, Estados Unidos, por ganar en el medallero general, después de ser segunda en Atenas. Tendrá que apelar al "8", aunque la llama acabó encendiéndose tres minutos después de la medianoche, ya en el día 9 de agosto. | ||
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