MOSCÚ (AP) _ Tras las hostilidades en Osetia del Sur se encuentran dos naciones enfrentadas desde hace tiempo: Rusia, empeñada en demostrar que manda en la región y Georgia, apoyada por Estados Unidos y dispuesta a demostrar que puede plantarle cara a su poderoso vecino.
Ya que el primer ministro Putin se encuentra en Pekín para la inauguración de las Olimpíadas y la atención mundial se encuentra centrad,a en China, Georgia creyó que podría utilizar la ocasión para apoderarse de esa provincia secesionista.
Empero, la teoría podría fracasar: Washington no ha respaldado la incursión armada de los georgianos y la contraofensiva de Moscú ha creado un enfrentamiento bélico que podría costarle caro a Georgia, una ex república soviética.
El conflicto tiene una gran importancia estratégica porque enfrenta a uno de los mejores aliados de Washington en la guerra contra el terrorismo, Georgia, con Rusia, una superpotencia reemergente con vastas reservas de energía y crecientes deseos de demostrar su poderío en el mundo.
Georgia tiene unos 2.000 soldados en Irak, la tercera nación con más fuerzas en ese país tras Estados Unidos y Gran Bretaña. Además, realiza intensos cabildeos para ingresar en la OTAN, una campaña que ha enfurecido al Kremlin, que la considera dentro de su esfera de influencia.
Un analista sugirió que la inesperada ofensiva de Georgia podría deberse a la creencia de que había fracasado su intento de entrar en la OTAN. A principios de año, la alianza atlántica no quiso otorgarle un calendario para su incorporación.
Georgia recibió la promesa de que a la postre será miembro de la alianza, pero "ello colocó al país en una filosofía de autosuficiencia _ el concepto de que Georgia recuperará la plena soberanía de los territorios secesionistas solamente por sus propios medios'', comentó Nicu Popescu, del Consejo Europeo para las Relaciones Exteriores.
"El elefante en la habitación tras toda esta historia es la posibilidad de entrada de Georgia en la OTAN'', indicó.
JIM HEINTZ (AP)