"¡Rompe todos los records, incluso el mío!", exclamó Mark Spitz y la bendición llegó a Beijing para que otro estadounidense, Michael Phelps, haga de las pruebas de natación las más recordadas de la historia olímpica.

Las chances de entrar en los libros están más claras que nunca, al alcance de las imponentes brazadas de Phelps, quiere dos marcas que quitan el aliento: ser el máximo ganador de medallas doradas en una misma edición de los Juegos y transformarse en el deportista que más preseas de oro se colgó alguna vez en su pecho.

Spitz y sus siete oros en Munich 1972 son la primera referencia a batir, mientras que los nueve triunfos del finlandés Paavo Nurmi entre 1920 y 1928, de la rusa Larisa Latynina entre 1956 y 1964, del estadounidense Carl Lewis entre 1984 y 1996 y los del propio gurú de la natación entre 1968 y 1972 encarnan la segunda.