En la vida todo vuelve, decía mi abuela y tenía razón. Y lo que está volviendo son los discos, o vinilos o elepés o etcétera. Sí, ese objeto redondo de acetato negro que giraba a 33 revoluciones por minuto.
A principio de los 90 se le decretó la muerte (porque fue por decreto) y el que realmente falleció fue el casete. El disco siguió de pie, o mejor dicho de rodillas. Pero silenciosamente comenzó a demostrar que siempre fue mejor que el CD. Me acuerdo que decían que el CD nunca se rayaba como el disco. ¡Menos mal!
El disco siempre gozó de presencia, personalidad y de una cualidad que lo hace único: es un soporte intransferible.
Un disco empezaba en la tapa donde se han logrado verdaderas obras de arte, sobretodo en los 70's. ¿Quién no se compró un elepé porque le gustaba la tapa? Yo sí. Me acuerdo de las tapas de Yes, cuando Roger Dean creaba verdaderos ambientes futuristas en sólo 40 cm por lado. Y el único disco de esta banda que me gustó fue 90125. Hasta el mismísimo Andy Warhol tiene un par de tapas en su haber. Cualquiera de nosotros tiene en su memoria al menos una tapa de algún disco con sensaciones dispares.
Y difícilmente recordemos alguna tapa de un CD. Ni qué decir de los pirateados que vemos en cualquier esquina, con las tapas escaneadas e impresa con tintas sin color que parecen estar gritando pido al rayo del sol.
Los DJ fueron los encargados de que los discos perduraran en el tiempo. Y también los coleccionistas. Pero hoy han vuelto los consumidores.
Hace unos días leí en El País.com que alguien en una cadena de supermercados (Fred Meyer) de EE.UU se equivocó con un pedido de Accelerate, el último disco de REM y en vez de marcar la casilla CD, marcó la que correspondía a vinilos. Al recibirlos y antes de poder devolverlos
notaron que se estaban vendiendo mejor que los CD. El error involuntario se transformó rápidamente en un gran acierto y hoy, en 60 supermercados de la cadena, se encuentran vinilos de Bruce Springsteen o Radiohead y reediciones de Metallica o The Beatles.
Y ya empieza a hablarse de un renacer de ese formato en los EE. UU. que es ni más ni menos que la madre de todos los mercados. Ahora, si bien las ventas aumentaron un 36% entre 2006 y 2007 tampoco es para descorchar un champagne ya que las ventas anuales son de 1.600.000 vinilos. Pero en época de vacas flacas para la industria discográficas cada unidad vendida suma, y mucho. Estas empresas que no se destacan precisamente por su romanticismo, están entusiasmadas con este renacer del vinilo.
Hay casos como el de Metallica que sorprenden. Esta famosa banda tienen el control absoluto sobre la reedición de sus discos y exigieron que sean sólo en vinilo. "Lanzamos un disco al mes en orden cronológico desde hace dos meses. Son tiradas limitadas, de 400 ó 500 copias. Pero es muy sorprendente y ha superado nuestras expectativas de negocio", dice Paul Reidy, de la discográfica Universal.
También U2 exigió por contrato que sus discos se publicaran en vinilo. Pronto saldrá una reedición de sus tres primeros álbumes y hace unos meses lo hicieron con The Joshua Tree.
Por eso resulta realmente sorprendente el proyecto llamado Back to black vynil (la vuelta al vinilo negro). El texto con el que lo presentan dice así: "Susúrralo, el vinilo, que celebra este año su 60º aniversario, es sexy otra vez".
Aunque los analistas llevan prediciendo su desaparición desde hace medio siglo, el viejo álbum de vinilo simplemente se niega a morir porque los exquisitos de la alta fidelidad, los DJ`s, los jóvenes y los no tanto y todos los que tienen algún interés en la historia lo continúan defendiendo como la forma de oír sus canciones favoritas más cargada de emociones y llena de riqueza sonora.
Alguna vez Luca Prodan cantaba "El tiempo pasa, nos vamos poniendo tecnos"....yo agregaría "no tanto".
GUSTAVO NORI
gnori@rionegro.com.ar