LA HAYA, Holanda (Télam, por Hernán Campaniello enviado especial).- El ex líder serbobosnio Radovan Karadzic compareció ayer ante el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY), donde evitó declararse culpable o inocente, denunció "irregularidades" y un acuerdo con Estados Unidos para poner fin a la guerra de Bosnia en 1996.

Karadzic, dijo ante el tribunal que se defenderá solo de las acusaciones de genocidio y crímenes de guerra en las masacres ocurridas durante la guerra de Bosnia (1992-1995).

"Tengo un consejero invisible, pero decidí representarme yo mismo, dijo Karadzic en la primera audiencia ante el tribunal, tras aclarar que se tomará los 30 días de plazo para declararse culpable o inocente de los cargos de genocidio en su contra.

La audiencia comenzó con cinco minutos de retraso, a las 11.05 de Argentina y ante más de un centenar de periodistas de todo el mundo, entre ellos la agencia de noticias Télam, único medio argentino acreditado en el lugar.

Ante la insistencia del juez sobre la importancia de contar con un abogado, Karadzic subrayó firme: "Renuncio a ese derecho", en una estrategia que recordó a la de su principal aliado, el ex presidente serbio Slobodan Milosevic, muerto en prisión en La Haya en 2006.

Sin la tupida barba, los cabellos largos y las gafas con las que se disfrazó de curandero para escapar de la justicia internacional el serbobosnio siguió atento mediante unos auriculares la traducción del inglés con que lo interrogó el juez holandés Alphons Orie. "Se lo inculpa por genocidio, complicidad, otras cinco acusaciones de crímenes contra la humanidad y cuatro acusaciones de crímenes de guerra", enumeró Orie los 11 cargos contra Karadzic, entre los que se incluyen la masacre de Srebrenica y los casi cuatro años de sitio a Sarajevo, con bombardeos y pistoleros eliminando a los musulmanes de la capital de Bosnia.

El ex jefe de las fuerzas Serbias en Bosnia respondió con frases cortas y deslizó algunas ironías y criticando las "irregularidades" de su detención en Belgrado. "Quiero leerlos -dijo, aludiendo a los cargos- yo mismo y en mi lengua, quiero tener suficiente tiempo para estudiar la inculpación, pero sólo lo haré cuando los fiscales hayan presentado la nueva acusación", aclaró.

El juez consultó al fiscal si se preparaban enmiendas a la acusación y ante la respuesta afirmativa del fiscal, el magistrado fijó una nueva audiencia para el viernes 29 agosto a las 14.15, independientemente de que lleguen a tiempo las enmiendas de los fiscales.

Karadzic evocó con postura desafiante "un acuerdo" con Estados Unidos para explicar porqué huyó de la justicia. El ex héroe de los nacionalistas serbios mencionó que el negociador estadounidense Richard Holbrooke durante la firma de los acuerdos de Dalton (1995), que pusieron fin a la guerra de Bosnia (1992-1995), le propuso que "desaparezca de la vida política para no poner en peligro el acuerdo de paz" y que a cambio "no seria entregado al TPIY". Sobre el final, el juez le preguntó si fue tratado correctamente al llegar a La Haya. "No tengo quejas, he estado en lugares peores", sostuvo con una sonrisa Karadzic.

En tanto, el procurador del TPIY insistió en diálogo con periodistas en su voluntad de evitar el "fracaso" del proceso. Aprendimos muchas lecciones del caso Milosevic" Por eso necesitaremos muchos meses para preparar la acusación, será un proceso complejo, por eso somos conscientes de que debemos ser eficaces".

La llegada del "Carnicero de Sarajevo", a la sede del TPI, situada en uno de los barrios más calmos y coqueteos de La Haya, convulsionó los alrededores y generó una gran expectación en la capital institucional de Holanda. La policía holandesa en conjunto con los miembros de seguridad de Naciones Unidas desplegó un imponente operativo formando un cerco en las inmediaciones del tribunal.

Pese a ello, un grupo de cuatro mujeres enarbolando fotos de familiares desaparecidos durante la guerra de Bosnia (1992-1995) recibieron el auto del criminales de guerra más buscado. Luego de su primera audiencia, Karadzic fue trasladado nuevamente a su celda de 15m2 en la prisión de máxima seguridad de Scheveningen, en las afueras de La Haya, donde, por no utilizar el derecho a libertad condicional hasta el inicio del juicio, deberá permanecer hasta que se conozca el veredicto.