FERNÁNDEZ ORO (AC).- Aquella simple idea de una nena de nueve años terminó revolucionando y cambiando la ciudad. A raíz de la ordenanza que creó Irina, el Ministerio de Salud de la provincia autorizó la refacción y ampliación del hospital, aunque aún resta la construcción de una sala materno-infantil para que las madres puedan dar a luz en la localidad.
La propia Irina González, fue autorizada a retirarse un rato antes de la Escuela Primaria Nº 102 para ser una de las encargadas de entregar los certificados de bienvenida a los diez nuevos pobladores de Fernández Oro cuyas mamás tuvieron que realizar el parto en otra ciudad porque en la suya no hay sala de partos.
Es que el hospital, al que muchos llaman "centro periférico" o "salita" por sus escasos equipamientos y salas de atención, no posee un sector de partos.
La ordenanza Nº 226 CDM-08, que fue aprobada por unanimidad a fines de mayo pasado, fue el disparador de varios reclamos que, en parte, ya encontraron respuesta en el Ministerio de Salud.
Pedro Cid, presidente del Concejo Deliberante y a cargo del municipio por un viaje del intendente Juan Reggioni, comentó que "la ministra Uría nos informó que está aprobada una refacción y ampliación de nuestro hospital con financiamiento del presupuesto de este año. Estamos muy contentos, pero todavía necesitamos que se construya un anexo para instalar una sala de internación y materno-infantil; así los bebés podrían nacer en esta ciudad. Estamos armando un nuevo proyecto para elevarlo a la provincia".
En un acto que desbordó de emoción, la sala de sesiones del Deliberante fue el escenario de la segunda entrega de certificados para los "nuevos" orenses.
Certificado de "orense"
Lo curioso de esta "camada" es que de los diez nuevos pobladores que nacieron en julio, a cinco les pusieron Benjamín: Benjamín González, Matías Benjamín Gallardo, Tomás Benjamín Carrasco, Benjamín Sandoval Gómez y Matías Benjamín Millar. Los otros reconocimientos son para Leila Martina Millar, Maia Ludmila Carrasco, Erick Joaquín Del Valle, Luana Victoria Rojas y Nayla Morena Nitigui.
La historia arrancó hace unos años cuando Irina, junto a su mamá viajaron Río Grande para el nacimiento de su sobrino.
Al otro día se sorprendieron cuando llegó un "regalito" a nombre de Santiago, el bebé recién nacido.
Se trataba de un certificado de bienvenida al nuevo poblador de la ciudad.
En ese momento a Irina se le ocurrió hacer algo similar en su ciudad con los bebés que, de no ser por la falta de un hospital o clínica, nacerían en Fernández Oro.
