NEUQUÉN (AN).- El retrato anuncia la presencia de una ausencia, trae al presente una mirada, un gesto que fue en el pasado y que ya no está. Desde esta perspectiva partió la artista plástica Sabrina Mayorga, para armar su muestra "Retratos ausentes", once obras como una sutil invitación a recorrer el universo expresivo de desapariciones, en el aquí y el ahora.
La muestra se inaugurará hoy a las 18.30 en la sala de arte de SOSUNC, ubicada en avenida Argentina 1273. Se podrá visitar de martes a jueves de 10 a 14, viernes de 10 a 17 y sábados y domingos de 16 a 19.
Esta colección de obras se sostiene en la ausencia de personas, en la pérdida de identidad del retratado, en figuras estelares cuyas huellas de identificación han sido eliminadas. Desde este cuestionamiento al género, las obras invitan a la reflexión, abriendo la posibilidad de un diálogo con la época actual, con la propia historia de ausencias y desapariciones.
Son once obras, de las cuáles dos son grabados, que nacen de la propia mirada y sentimiento de su creadora. El primer paso de su trabajo creativo es elegir una foto de su álbum, detenidamente ahondar en miradas, gestos y expresiones, luego con trazos rápidos y colores en contraste plasmar en la tela las sensaciones que van apareciendo en el camino.
"Me llama mucho la atención lo que dice una mirada, lo que dice un gesto y por eso elijo fotos que yo saco y en base a ellas pinto los retratos. Me parece que hay mucho mensaje en la gestualidad de la mirada, o de una sonrisa o a veces cuando es la ausencia de la son
risa. Son distintos gestos que transmiten muchas cosas y me pasa a veces que los trabajos transmiten sensaciones que yo no me propuse transmitir", comentó Sabrina Mayorga.
En "Retratos ausentes", muestra curada por Carmen Diprinzio y Stefanía Petersen, la artista utilizó diferentes técnicas creativas, investigó con el acrílico, le sacó expresividad a la pintura asfáltica e inventó trazos con aerosol. En su colección hay una fuerte presencia del color a modo de un rápido juego de combinaciones. El contraste y el entramado de luces y sombras sobre fondos negros le dan a cada una de las obras una inquietante presencia.
"Hago una síntesis de luces y sombras y a veces las imágenes dan la sensación de ser como muy fantasmagóricas. Mi imagen es muy particular, o mio es muy lúdico porque a medida que voy marcando los trazos va apareciendo como la musculatura de la cara. Es como si la persona hubiese puesto un sello ahí; al mirar el retrato es como si estuvieras viendo más atrás de la piel, desde ahí lo fantasmagórico", continuó la artista.
El estilo de Mayorga no se ajusta a ningún precepto artístico y ni vanguardia. Su pincel es libre y sólo se guia por el instinto y le juego libre e interno que se produce en la artista.
"Es difícil definir mi estilo, depende mucho de quien lo mire; a veces parece pop o expresionista. Pero yo dejo que surja lo que tenga que surgir mientras pinto. Es un proceso no racional. Lo único racional es el momento de elegir la foto, yo la selecciono en base a lo que a mi me representa y si siento algo con esa foto o no, o si compositivamente es acorde a lo que yo quiero y busco. Después trabajo más con lo que sale y con lo que siento", sostuvo Mayorga.
Para el encargado de la sala, Marcelo del Hoyo, esta muestra es "fuerte, con un gran contenido pictórico emotivo, con mucha fuerza en la línea y en el color. Además es fuerte por representar al que ya no está. El retrato es la imagen de una ausencia".