El final de "Los Expedientes X" careció de gloria. El producto había perdido para entonces su rumbo. Fox Mulder, ausente sin aviso. Scully se las arreglaba sola aunque no muy bien. La explosión que sirve a modo de coronario del último capítulo, junto con el rostro de Mulder fugado de algún siniestro laboratorio, no hizo sino simbolizar su total decadencia. Sus fanáticos no tomaron represalias por aquel triste pasaje. Millones de ellos prefirieron concentrarse en lo buenos viejos tiempos. La segunda película que lleva la marca de los expedientes y todas las por venir son una manera de recuperar algo de aquella vieja gloria. Los que asistieron y asistirán a la sala ya saben cual es el truco. |