BAHÍA BLANCA (Especial, SH).- Uno de los jefes del centro de detención clandestino "La Escuelita" de Bahía Blanca, Julián "El Laucha" Corres, se fugó ayer de la delegación bahiense de la Policía Federal. Se presume que recibió "colaboración" externa para el escape.
Corres es teniente coronel (r) del ejército y antes de su detención por la Interpol en abril de este año, estuvo prófugo durante 18 meses. Fue apresado por la Interpol en Capital Federal, y se presume que estando prófugo trabajaba en una firma petrolera.
Corres fue reconocido por las víctimas durante el Juicio por la Verdad -que se realizó en 1999 y 2000 en Bahía Blanca- como uno de los torturadores más feroces del centro clandestino que funcionó en terrenos del V Cuerpo.
Junto con el fallecido Santiago Cruciani, "alias El Tío", era el encargado de aplicar la picana eléctrica en las sesiones de tortura. Otras víctimas señalaron al "Laucha" Corres como uno de los carceleros que las violaban.
Durante las audiencias, una de la víctimas lo describió como el torturador que se jactaba de sus acciones mientras la manoseaba.
Corres fue indagado en abril por el juez federal Alcindo Álvarez Canale y negó todos las acusaciones por secuestros, crímenes y torturas que le imputó la fiscalía.
En declaraciones a "Río Negro", el fiscal general Hugo Cañón, aseguró que la fiscalía ya está en condiciones de elevar a juicio la causa en la que esta procesado junto con otros siete militares y tres penitenciarios; donde "Corres es una pieza fundamental" en esta causa, dijo.
"Corres, junto con el jefe de inteligencia Aldo Álvarez (que se presume que podría estar vinculado con los servicios de seguridad de Buenos Aires) es uno de los imputados más peligrosos y más difíciles de detener" desde que se reabrió la causa, dijo el fiscal.
Consideró "sospechoso" que Corres pidiera permiso para ir al baño a las 5,45 y que los guardias "no advirtieron de su fuga hasta las 8. De las constataciones que tenemos, se puede deducir que circulaba libremente dentro de la sede de la Federal, que pudo traspasar sin problemas el portón frente al baño, que recorrió todo el patio interno, abrió un segundo portón y desde allí tomó la calle", describió.
Desde el 24 de junio el juez Álvarez Canale había ordenado su traslado a Marcos Paz o a Campo de Mayo, pero no se efectivizó porque "aparentemente se alegó la falta de cupo para llevarlo", dijo Cañón quien había solicitado la prisión en una unidad penitenciaria desde el 18 de mayo. El fiscal no descartó una "red de complicidades entre el poder civil y del aparato del Estado" que hubiera facilitado la fuga del militar retirado. Corres, de 56 años, parecía tener "libertad de acción" dentro de la sede local de la policía federal.
El fiscal consideró que independientemente de esta fuga, "la causa seguirá su curso y cuando esté lista la elevación a juicio, se realizará" como estaba previsto con la expectativa de que se pueda lograr nuevamente su detención antes de que llegue el día del juicio oral y público.
Corres no sólo estaba imputado por su actuación dentro de la sala de tortura. Antes se lo había vinculado con la CNU -la corriente universitaria de la Triple A- y durante el rectorado de Remus Tetu, en la Universidad del Sur, se "infiltró" en grupos estudiantiles para luego señalar a las víctimas con militancia.
En oportunidad de los secuestros, Corres alardeaba ante el grupo de tareas de ser un "hábil chofer" durante los operativos que se llevaban a cabo en Bahía Blanca.