Santiago Fernández llegó a los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 con muchas expectativas pero casi sin apoyo económico. Apenas una beca de la Secretaría de Deportes que, mientras vivía con sus padres, le alcanzaba para mantenerse y poder entrenar.
Todo cambió a partir de que allí obtuvo el cuarto puesto compitiendo en single scull. Estuvo a sólo dos segundos del soñado bronce. "Dí todo máximo que pude. Más rápido no podría haber remado", recuerda el "Pollo", que hoy tiene 31 años y la ilusión de subirse al podio en la cita de Beijing.
-¿Cómo vivís la previa de tus terceros Juegos Olímpicos?
-Clasificarme en la primera posibilidad que tuve me permitió prepararme durante un año entero pensando sólo en llegar de la mejor manera posible a Beijing. Pude cumplir al pie de la letra un plan de entrenamiento bastante estricto.
-¿Cómo llegás en comparación con Atenas?
-La preparación fue bastante similar, incluso puede ser que esta sea un poco mejor. Quizás ahora soy más consciente de que a partir del buen resultado de Atenas voy a poder pelear una medalla. Pero es difícil pronosticar cualquier resultado, sobre todo en remo donde las condiciones climáticas influyen mucho.
-¿Cuál había sido tu objetivo previo a Atenas?
-Entrar en la final. Logré eso y después salí cuarto. La satisfacción fue que en esa regata que salí cuarto no podía dar más. Estuve muy cerca de alcanzar
una medalla. Pero eso dos segundos que me faltaron para el bronce no los podía bajar porque dí todo lo que tenía. Más rápido que eso no podía hacer los dos mil metros.
¿A partir de Atenas cambió tu situación económica?
-Sí, a partir de los resultados de Atenas conseguí sponsors privados y beca de la Secretaría de Deportes. Estoy viviendo del remo pero tampoco me voy a salvar con esto. El momento lo estoy viviendo y no me hace falta trabajar. Y en el tiempo libre puedo dedicarme a estudiar agronomía, que me falta poco para terminarla. El remo es un deporte que lleva muchos años de entrenamiento para llegar a un buen nivel. A los 24 o 25 años se empieza a demostrar lo que uno puede dar pero muchos chicos no pueden llegar porque antes tienen que empezar a trabajar. Creo que es un momento crítico en el que se desperdician muchos talentos que con un par de años más podrían haber tenido posibilidades de obtener buenos logros.
-¿Una medalla es el objetivo?
-¡Claro que quiero una medalla! Pero primero tengo que pensar en entrar en la final, que puedo lograrlo, pero no es fácil. Después la idea es pelear una medalla, que es más complicado aún. Con ver la historia del medallero de la Argentina nos damos cuenta que no es sencillo estar en el podio.
-¿Cómo es la experiencia de estar en la Villa Olímpica?
-Es raro y lindo, porque te cruzás con los mejores deportistas de todo el mundo y están todos juntos. Eso no pasa nunca en ningún otro lado. Está bueno poder charlar con deportistas argentinos que sólo los ves ahí. A mi me llamó la atención cruzarme con Federer, con Ian Thorpe o con los corredores de los 100 metros que los tenía de vista de la televisión. Convivíamos todos juntos. Igual, no soy de pedir fotos ni nada porque me da vergüenza. Sólo lo observo.
-¿Vas a seguir compitiendo después de Beijing?
- Sí, tengo ganas y me gusta lo que hago. Me voy a tomar un descanso y después voy a retomar. Pero estos van a ser mis últimos Juegos compitiendo en single. A Londres, si llego, va a ser en un bote por equipos. (ABA)