Parece que el gobierno no asimiló el mensaje del pueblo enviado a través de una de las instituciones más importantes del sistema republicano: me refiero al Congreso. Ganar o perder por un voto no es lo significativo, no se puede demonizar al que no piensa como los que accidentalmente administran el país.
En estos días se especuló bastante sobre la legalidad y la legitimidad del poder, una de las tantas ficciones jurídicas que sostienen el aparato estatal, no por ello carentes de importancia. Naturalmente, me refiero a las ficciones como el principal sostén de la vida democrática que se nutre de la concordia, el consenso y la tolerancia de los que piensan distinto. En los últimos cuatro meses se aceleró la transformación de un país que todavía vive la confrontación impulsada por la penosa gestión de gobierno de los últimos 5 años. Creo que llegó la hora de la revisión de los cánones políticos vigentes.
Los cambios necesarios
Los cambios en el mundo se producen por la acción y el empuje de las personas idealistas un tanto ingenuas. Frente a la realidad y el orden instituido (establishment), las minorías silenciosas que proponen cambios con el transcurso del tiempo consiguen adherentes que ven el mundo de otra manera. Modificar las decisiones conformistas es una tarea formidable frente a la natural tendencia conservadora de los individuos.
Voy a citar una parte de la "Declaración de la Independencia de los Estados Unidos de América", del bosquejo manuscrito de Tomas Jefferson, con correcciones de Benjamín Franklin y de John Adams en junio de 1776... "En realidad, la prudencia ordena que formas de gobierno subsistentes desde hace mucho tiempo no sean cambiadas por causas nimias y efímeras, y en correspondencia con esto la experiencia demuestra que la humanidad más bien propende a aguantar, mientras los abusos son tolerables, que a proporcionarse el derecho aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones (comenzada en un determinado tiempo), siempre persiguiendo la misma finalidad, descubre el propósito de doblegar a un pueblo bajo el despotismo absoluto, entonces es su derecho y aun su deber el rechazar semejante dominación y proporcionarse nuevas garantías para su seguridad futura"...
A propósito de la cita precedente, estimo que la realidad social se construye entre todos los protagonistas de la comunidad y con todos los individuos del universo. De allí que es tan importante el ejercicio de la libertad, sin coacciones ni dádivas, para generar las transformaciones que creemos beneficiarán a las futuras generaciones. Por ejemplo, cuando el campo inició su gesta, cuántos de nosotros pensamos en un momento determinado: "Bueno el campo la perdió, ahora hay que dar vuelta la página".
Los sucesos posteriores nos mostraron que cuando se lucha por convicciones, sin claudicaciones, se pueden lograr los cambios deseados. Por eso insisto en la necesidad de construir una sociedad bien ordenada y ello implica, en este pasaje de la historia nacional, que el rechazo de la inconstitucional Resolución 125, por los legítimos representantes del pueblo, conlleva en forma inmediata la renuncia de todos los funcionarios que integran el gabinete nacional, como medida elemental para que no sigan humillando al pueblo, burlándose de sus instituciones. Solamente personas indignas y sin principios pueden continuar en la gestión de gobierno después de semejante decisión del Congreso de la Nación.
ENRIQUE LIBERATI (*)
Especial para "Río Negro"
(*) Doctor en Derecho