El gobierno de Jorge Sapag deberá mirar lo que ocurre adentro de su partido luego del alineamiento de sus diputados nacionales y de su senador con los sectores que expresaron su rechazo al proyecto impulsado por el Poder Ejecutivo a las retenciones móviles a las exportaciones de los productos del agro.
El sobischismo, que aún controla la Junta de Gobierno del Movimiento Popular Neuquino (MPN), celebra hoy, en una solicitada que se publica en esta misma edición, la actuación de sus legisladores en el Congreso de la Nación. Y lo hace porque, a través del mismo mecanismo, cuando el debate estaba por comenzar en Diputados, metió presión con un texto incisivo para que los legisladores Hugo Acuña, Jorge Brillo, Alicia Comelli y Horacio Lores se alinearan con la oposición y con los representantes de las entidades del campo en contra de las retenciones.
Fuentes del gobierno de Sapag restaron peso a la opinión de la Junta de Gobierno que preside Alberto Pérez, una pieza del sobischismo que hoy firma la solicitada en cuestión, junto a otros referentes de este sector del partido como Raúl Monti, a cargo de la vicepresidencia, o el vocal Rodrigo Salvado, sobrino y uno de los hombres de mayor confianza de Sobisch en sus gobiernos.
El mensaje no deja de causar incomodidad. Finalmente, lo que pretende mostrar el sobischismo es un triunfo propio, proyectado sobre la actuación de los legisladores en el Congreso que, según dice la solicitada, han actuado "con la coherencia y lineamientos sostenidos en los últimos años".
El texto del documento destaca "al final, siempre triunfa la verdad y la coherencia", y en un párrafo expresa que el plan que pide el campo "nosotros ya lo tenemos y hay que darle continuidad". Luego se mencionan una serie de programas aplicados durante "los últimos ocho años", en alusión a políticas llevadas a cabo durante los gobiernos de Sobisch.
Pérez, Monti, Salvadó y compañía, que conforman el órgano de conducción ejecutiva del MPN, intentan condicionar a Sapag cuando le dicen al actual gobernador que debe continuar con las mismas políticas que resolvió su ex socio del partido, porque son las que "pide el campo" y "nosotros ya las tenemos".
La opinión expresada por los sectores sobischistas indica que el "efecto campo" se metió en la intimidad del gobierno del MPN. Sapag, que en ocasiones abusa de la escala de grises a la hora de asumir definiciones, padece los efectos de una estrategia que suele ser contraproducente cuando navega en el cauce del "ni".
El 7 de mayo, Sapag se reunió en la Casa Rosada con Cristina Fernández de Kirchner. Al finalizar la reunión, la presidenta dijo: "Me reuní con el gobernador Jorge Sapag quien se suma a la Concertación Plural". Ese día no hubo ninguna desmentida oficial del gobierno neuquino de lo que se suponía era una formal adhesión de Sapag al espacio político ampliado impulsado desde el gobierno nacional.
Al día siguiente hubo amplia repercusión de aquel encuentro en el kirchnerismo local y se observó desorientación en las filas del oficialismo. También se escucharon críticas hostiles del sobischismo.
Para intentar cerrar el debate, desde el gobierno explicaron que la incorporación de Neuquén era al Pacto del Bicentenario y no a la Concertación Plural.
Sapag comenzó a hablar de la necesidad de aplicar un "federalismo de concertación" y, a partir de allí, entre Concertación y concertación, quedó diluida la opinión del gobernador neuquino.
Sapag mostró en público su mayor acercamiento al gobierno nacional cuando el enfrentamiento entre el campo y el gobierno ya alcanzaba niveles de alta tensión. Casi en simultáneo, los diputados José Brillo y Hugo Acuña, más identificados con el predicamento del sobischismo que con el del gobernador, se alineaban con el reclamo del campo. El MPN mostró, inicialmente, inocultables diferencias a partir de un tema que dividió a la sociedad, aunque finalmente, en la recta final, funcionó como un bloque homogéneo.
Días antes de la decisiva intervención del Senado, Sapag estuvo en Buenos Aires. El voto de Lores podía llegar a ser desequilibrante. El gobernador mantuvo contactos con la presidenta y con altos funcionarios del gabinete, antes y durante el debate.
El senador del MPN, que proponía abrir el proyecto del oficialismo, no estaba dispuesto a votar a libro cerrado la propuesta remitida por el Poder Ejecutivo. Le ofreció a Sapag la renuncia si su posición era un obstáculo para la gestión de gobierno. El gobernador le respondió lo que ya había manifestado públicamente: que tenía libertad de acción, como la tuvieron los diputados.
Tras la votación en el Senado, Sapag sigue enviando mensajes de amistad al gobierno nacional. Dijo el viernes en Buenos Aires, en ocasión de presentar un plan para licitar rutas aéreas provinciales, que está convencido de que la relación con la presidenta no se verá resentida e insistió en la necesidad de construir un federalismo de concertación. También felicitó a Cristina Fernández de Kirchner por haber sometido al debate legislativo la propuesta de las retenciones.
Es posible, en cambio, que se resienta la relación del MPN con el kirchnerismo, en particular en la Legislatura, aunque en el ámbito parlamentario puede haber novedades de otro tipo, dentro del bloque de la Concertación, entre el peronismo y los radicales K.
El bloque ya presentaba diferencias antes del voto del radical Julio Cobos, pero nadie ignora que el rechazo del vicepresidente al proyecto del oficialismo puede provocar nuevos distanciamientos.
La definición de Cobos sorprendió a algunos radicales neuquinos que integran la Concertación. Un alto dirigente de la UCR dijo en confianza a un influyente peronista, antes de la votación, que Cobos respaldaba al gobierno y que ese apoyo daría más confianza a la alianza y abriría nuevas puertas al sector dentro del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
El pronóstico del despistado radical falló. Ahora habrá que ver cómo continúa la convivencia en la Legislatura de todos los actores políticos.
GERARDO BILARDO
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