Viernes 25 de Julio de 2008 Edicion impresa pag. 02 y 03 > Nacionales
ESCENARIO: Los desafíos inmediatos

BUENOS AIRES (ABA).- Sin ser un pingüino puro, después de haber pasado por el Anses, Sergio Massa, solía hacer proyecciones críticas cuando visitaba al matrimonio Kirchner.

"¿De qué vale la caja, si falta la política? El gobierno parece haberse olvidado de hacer política", era una de las muletillas del joven intendente de Tigre que reemplazó en la jefatura de gabinete a Alberto Fernández, quien se fue masticando bronca al comprobar el fortalecimiento de su archienemigo, el ministro Julio De Vido.

En la charla privada que Massa mantuvo con Cristina Fernández, planteó la necesidad de recomponer la situación a través del diálogo y el consenso, y de darle dinamismo a la gestión.

Las fuentes consultadas indicaron que la presidenta asintió cuando Massa expuso hacer más cambios. Pero le pidió paciencia y gradualismo: "No podemos tirar nuestros funcionarios a los leones".

Massa atendió las razones de la mandataria, a sabiendas de que si las modificaciones no llegan, serían malas las señales a la sociedad y el tendrá que cargar una mochila mucho más pesada. Hasta ayer, se lo veía bromista. .

Massa opina que lo puede perjudicar "la mala imagen" del secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Estando fuera del gobierno, opinó que en el INDEC había que colocar a una figura de prestigio, que le devuelva al instituto su credibilidad. En tal sentido, se permitió incluso mencionar a la ministra de Salud, Graciela Ocaña.

Una de sus cometidos principales será encarar la reanudación de relaciones entre Cristina con el vicepresidente Julio Cobos, por un lado, y con el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, hoy deterioradas por el desarrollo y desenlace del conflicto con el campo.

Cobos le mandó un mensaje de texto a Massa y este hace los preparativos para que se reúna con Cristina la semana entrante.

Schiaretti, ignorado por el kirchnerismo, habló por teléfono con el jefe de gabinete y se disculpó por no estar presente en la ceremonia, ya que quería presenciar la sentencia contra el ex represor Luciano Benjamín Menéndez.

Los movimientos de Massa tendrán mayor o menor amplitud. Dependerá de la venia de Cristina y del veto que, desde las sombras, pueda imponerle Néstor Kirchner, quien si bien se correrá un poco del centro de la escena, continuará manteniendo su influencia.

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