- Es un tema largo. Pero digamos que el gobierno quiso ganar por KO, parado en una esquina del cuadrilátero y no en el centro. Así no se boxea. Los "campotenientes" vieron el error y metieron su cross..., de derecha, claro- opina el trovador mendocino Jorge Marziali, respondiendo una pregunta de esta cronista.
- ¿Escribiste algo sobre el conflicto entre el gobierno y el campo?
- Escribí un borrador, no sé si crecerá, hay que dejarlo macerar -confiesa.- "En el campo señor /somos todos iguales /nos tomamos un mate /ensillamos un potro /Pero vea señor /en el campo también /hay algunos iguales /más iguales que otros...".
Mientras duran los coletazos de la guerra gaucha y en TN anuncian "urgente" la salida de Alberto Fernández, Jorge Marziali entrega, aún inmaduros, estos versos inspirados en la situación argentina de los últimos cuatro meses. Lo hace por correo electrónico, quizás, la forma que mejor le sienta a un talentoso escritor, ex periodista devenido en poeta, músico, intérprete y compositor que camina paciente, a caballo entre el campo y la urbanidad.
El contacto se anticipa a los shows infantiles que Marziali dará desde hoy en la ciudad, y a la presentación de "San Lagente", el último álbum con el que el cantautor homenajea la santidad terrenal. Donde hay un danza de nombres que va desde Arturo Jauretche a Juan Domingo Perón y de ahí a Ernesto "Che" Guevara. "Es un CD muy atemporal y universal. Habrá que escribir un guión para presentar 'el disco', que es, en mi criterio, mucho más que una sucesión de canciones", advierte. Como es su costumbre, en cada declaración, en cada palabra, el cantautor propone toda una suerte de reflexión, con mayor o menor grado de ironía.
Marziali, célebre por sus versos y melodías, papá de cuatro hijos, toca también la sensibilidad de los más pequeños con auténtica simpatía. Ya lo hizo en el disco "¿Y por qué?" (2000) y ahora, acompañado de su guitarra, lo hace en el espectáculo "Nosotros y el preguntón", repleto de canciones populares, alegres y pegadizas vertidas con la espontaneidad de quien creció entre chamarritas, candombes, zambas o chamamés.
"Es un juego verbal con los chicos: el 'preguntón' -que está en el escenario- es el que sabe poco y nada de las cosas, por eso todo lo pregunta. Los chicos son los que saben casi todo y tienen una respuesta para todo. Con las respuestas de los chicos vamos construyendo 'juntos' algunas canciones, instalando la idea de que para 'fabricar' canciones sólo hay que ser una persona muy atenta a lo que sucede alrededor", explicó.
Su propuesta da pie para hablar de la cultura y los niños, los shows infantiles, la infancia y un largo etcétera.
- ¿Para difundir la cultura criolla es bueno empezar por los niños?
- No hay forma de comenzar en un trabajo de formación de una estructura cultural que no sea con los niños. Todos somos, en gran parte, nuestra infancia. Sabemos que el marco cultural en el que el chico se va a desenvolver cuando sea grande es el que haya armado en su infancia. Si el chico aprende a querer modos, palabras, sonidos, costumbres, miradas, es muy posible que entre fortalecido a la adultez y pueda resistir el embate de una guerra silenciosa que es profundamente cultural. No hay más que encender la radio o intentar alquilar una película para saber que -mucho antes que nosotros- hay interesados en la difusión cultural de asuntos, formas, modos, costumbres que nos son ajenos.
- ¿Cómo reciben los chicos tu propuesta, tus letras que ponderan la poesía y la palabra? Sobre todo en el escenario actual donde hay mucho "producto" en lugar de arte.
- Yo siento una muy buena recepción; hay mucho juego y, sobre todo, mucho respeto por la opinión de ellos. He recibido muchos gestos de aprobación de los padres en el sentido de respetar la opinión de los chicos; escu
charlos y dejarles abierta la posibilidad de que lo que dicen sea cierto e importante, incluso, más importante que la opinión elaborada de los mayores.
-¿Qué pensás de la música y los espectáculos para niños, masivos, de la actualidad? ¿Crees que los chicos reciben cosas mediocres?
- Cuando aparecen conceptos como "masivo" lo más probable es que las leyes del mercado estén tratando de regir una forma del arte. Esas leyes (oferta y demanda) son ajenas al arte. El arte no compite, el arte suma. Uno
tiene que tratar de mantenerse al margen de lo que el sistema considera "éxito". Y en el caso de los chicos, esta bueno canjearles "éxito" (que es efímero) por alegría, juegos reflexivos, introducción a un pensamiento crítico y, sobre todo, correlato de la expresión artística con su ámbito natural, su barrio, su familia, las buenas costumbres de sus padres.
- ¿Los medios de comunicación tenemos mucha responsabilidad en esta "imposición" de lo marketinero, lo comercial?
- Los medios de comunicación necesitan de la publicidad para vivir. Y es casi lógico que retribuyan con difusión una pauta publicitaria. De cualquier modo, la responsabilidad que tienen como medio masivo no muere; hay algunos que -además de lo "marketinero" (¡qué fea palabra! ¿no?) cumplen con su responsabilidad de informar y colaborar en la formación: investigan, estudian y le dan espacio no sólo a lo que exigen las agencias de publicidad. Y respecto de los artistas también tenemos responsabilidad -ética y estética- frente al "vale todo" que plantea el frívolo e irresponsable señor "mercado".
- Hablemos de las satisfacciones que te da el público infantil...
- La mayor satisfacción es sentir que, desde un arte sencillo como son la poesía y la canción, uno está brindando sensaciones, pulsiones sanadoras, frente a una realidad que más bien invita peligrosamente a enfermarse.
- Cuando eras niño en tu casa se escuchaba música criolla, ¿qué canciones marcaron tu infancia?
- Sí, creo que fue una suerte que, desde lo musical, me hablaran en "nuestro idioma". Imaginate un chico al que lo ilustran musicalmente con sonidos, palabras, modos, que son incompatibles con el paisaje; ahí hay un quiebre: el chico mira los manzanares y el sonido y las palabras que le metieron no le cierran con lo que está viendo. Los rudimentos artísticos y culturales -sobre todo en la niñez- tienen que ser compatibles con el hábitat; es menos esquizofrénico. ¿Canciones que recuerde...? A ver.....Aquella que decía "Puentecito del río que pasas /sobre el valle de fresco verdor...". O algo así. Yo vi esos puentecitos, esos vallecitos. Esas canciones tenían su correlato en mi paisaje inmediato.
- ¿Qué es la infancia?
- Es la edad de las buenas intenciones, de los nobles pensamientos y de los sueños interminables. Es el tiempo enemigo de la especulación, el interés, el dogmatismo, el egoísmo y el miedo.
- Algún verso para chicos de los tuyos para destacar...
- Un verso podría ser "con patín es otra cosa". Y una cuarteta podría ser "Con unos trapitos viejos/voy a hacer el borrador/que me pidió la maestra/pa` borrar el pizarrón".
Autor de canciones memorables que ya pertenecen a la memoria colectiva ("Los obreros de Morón", "Cebollita y huevo", "Este Manuel que yo canto", "La sixto violín", "Coplas de la libertad" y más), Marziali se transformó en vocero de un folclore poético y militante, más interesado en la parte lúdica que tiene su trabajo que en trascender o en el éxito fugaz. "Es un juego maravilloso de intercambios de afectos, amistades, vinos, risas, ideas. La fortuna que tengo amasada en ese sentido haría tambalear de envidia a muchos que apostaron a amasar fortunas más tangibles...y sospechosas, claro".
- ¿El camino se puede recorrer sin las presiones del mercado?
- El camino (la tarea, diría yo) se puede hacer. El mercado no presiona; más bien te pone sillas en la banquina para tentarte a que te quedes sentado, como muy bien lo explica Silvio Rodríguez.
Al final, cuando se le pregunta si le interesa enrolarse en alguna postura política y hacerlo público, como lo hacen algunos artistas del país con la actual gestión, Marziali responde: "Desde lo partidario no tengo una posición política. Cuando encuentre un partido para el que los únicos privilegiados sean los niños, la tierra sea para el que la trabaja y se priorice a la Patria antes que los hombres, seguro que me afilio".