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Tango con saxo, una marca que deja huella | ||
El músico criado en Viedma grabó su cuarto disco. Aquí habla del rumbo que ha tomado su música. | ||
El grupo actual del saxo tenor Pablo Porcelli -el violinista Julio Peressini, Santiago Cichero en guitarra, el bandoneonista Leandro Ragusa, Maxi Rozenblum en bajo y contrabajo, y la batería de Claudio Eidler- recorre tangos clásicos como "Los mareados", "La última curda" y "Nostalgias", y composiciones propias con aire arrabalero. Nacido en Bahía Blanca y criado en Viedma, donde comenzó a tocar saxo, Pablo cursó la carrera de Dirección Orquestal en la Universidad Nacional de La Plata, al tiempo que estudió con el saxofonista Pablo Ledesma. En Buenos Aires se perfeccionó con Bernardo Baraj y Víctor Scorupsky, en dirección coral con Liliana Cangiano y en armonía y contrapunto con Sergio Balderrábano. Es autor del libro "El Mundo del saxo" y fue columnista en el programa Music Expert de Canal 7 y Music Country, dictando clínicas de su instrumento. Se desempeñó también como director de coro. Compuso música para las obras teatrales "Romeo y Julieta" con Emilia Mazer y Fabián Vena; "Verona"; "Historias", de Silvia Vladimivsky y Salo Pasik; "Van Gogh" de Pacho O'Donnell en el Regina o "Frida y yo" con Gloria Carrá, entre otros. Incursionó también en el cine, donde realizó la música del documental "Otro destino". Ahora, acaba de tocar en El Vesuvio en Buenos Aires, en Bahía Blanca y en El Empujón del Diablo para viajar luego a Bolivia, Venezuela y Colombia. Al regresar tiene un fecha en el Festival de Saxo de Buenos Aires y en la segunda quincena de ese mismo mes dará un recital en Viedma. -Salvo "Reunión cumbre", del dúo Astor Piazzolla y Gerry Mulligan, no recuerdo otra experiencia de saxo y tango. Te metiste en un campo muy poco trabajado. -De chico iba al colegio de los curas donde se estimulaba mucho la cuestión musical. Así que en los actos empecé con el piano, seguí con flauta traversa y me incliné luego por el saxo, ya en Viedma, cuando tenía quince años. To cábamos rock, Charly, Los Abuelos de la Nada, Sumo, eso escuchábamos. Te cuento esto porque la cronología me lleva a tu propuesta. Después me fui a estudiar a La Plata y allí empecé con un profesor particular que me dijo, si te gusta el saxo, tenés que tocar jazz; no es lo único, pero es un género para tu instrumento.Estuve muchos años estudiándolo, pero de a poquito me iba saliendo el tango. En mi casa se lo escuchaba mucho, mis viejos son muy tangueros, saben bailarlo. Si ponen un tango de los que ellos consideran buenos, enseguida salen a bailar donde sea. El primer disco que grabamos con el ensamble es bien jazzero, pero incluimos un tanguito. Cuando fuimos a producirlo a Barcelona, me dijeron que lo que más gustaba era la mezcla entre tango y jazz. Me fui metiendo, empecé a tocar con Ernesto Baffa, uno de los tangueros grosos y aproveché sus enseñanzas. Me metí con uno, con otro, ahora tocó con un integrante del Quinteto Real (Julio Peressini) que también fue violinista de (Osvaldo) Pugliese. Me gusta mucho, particularmente la parte social, me junto a comer con tangueros. De los próceres, los grandes músicos, hay muchos vivos, así que reunirme con ellos es muy piola, compartir una comida, después tocar, que me cuenten y me enseñen... Eso me hizo sentir muy contenido y contrariamente a lo que pensé, que el saxo iba a tener una resistencia importante en este género, resultó, logré lo contrario. Los maestros del tango me han abierto las puertas; no sé si es porque gustó, porque gusté o tuve suerte. Por ahí, las tres cosas." Con su ensamble Porcelli terminó de grabar el cuarto disco "Cada uno Cada cual", ahora en etapa de difusión y presentación. Más tanguero que los tres anteriores, no pierde la influencia del jazz. Contiene diez temas de los cuales siete son de Pablo y versiones de "Nada" (José Dames y Horacio Sanguinetti), "Libertando" (Piazzolla) y "Alfonsina y el mar" de Félix Luna y Ariel Ramírez. -¿El registro del saxo tenor te permite cantar la melodía del tango? -Yo trato de cumplir eso. Hay dos maneras de tocar la música que hacemos: por un lado, los temas que compongo para orquesta, inclusive con arreglos para sexteto, y algunas veces, tangos conocidos en versiones mías. Cuando toco estos últimos, especialmente aquellos que tienen letra, respeto bastante la melodía y me esfuerzo por hacer una interpretación. Sé que cuando la letra está, se complica más porque la gente la conoce. Trato de hacer una fiel interpretación de esos temas, como si los estuviera cantando. Voy llevando mentalmente la letra y dándole intención; viene la parte dolorosa y trato de llorarlo (al saxo), viene la de alegría y trato de alegrarlo. Me comprometo en su interpretación. Si me sale o no, no sé. -Entre los cantantes, las voces de barítono y tenor son las más comunes. Además el saxo respira como si usaras la voz. -Cuando empezamos con esta mezcla, primero saxo-tango, segundo tango-jazz, donde incluimos improvisación con bases tangueras, teníamos conciencia de estar marcando huella, estábamos en algo muy poco hecho antes. Eso está buenísimo porque artísticamente tiene un compromiso enorme, es muy lindo, nos juntamos a crear. Lo difícil es que no tenemos mucha referencia, salvo la que bien citaste al principio. Otra búsqueda importante fue el tema de la batería y el tango. Es un género difícil para meterla como tal y no como percusión. Otro laburo jorobado es hallar temas que queden bien con saxo tenor. El tenor tiene una sonoridad más grave, un sonido más cercano al de (Roberto, el Polaco) Goyeneche, entonces ensambla bien en los tangos románticos, los más modernos. Los que tocó son de la época de (Aníbal) Troilo en adelante. Supongo que si hiciéramos los canyengues, tendría que usar saxo soprano; quizás sea el más adecuado, es más rápido, y habría que agregar un clarinete que en su época se utilizaba mucho. Pero, cuando se cantan letras, el tenor lleva bien la melodía en cuanto a registro. Por lo menos, así lo siento. Cuando empecé a juntarme con Baffa, lo primero que me sugirió fue que le agregara mugre. "¡Agregale mugre, pibe!" era su frase. Viniendo del jazz o al haber estudiado música clásica, uno viene con el sonido muy depurado. Me faltaba eso que los troesmas me fueron enseñando. Cuando toco ante tangueros muy tangueros, si le agrego eso que llaman mugre, los veo gozar. Es probable que al agregársela corra los límites naturales que tiene el sonido del saxo; hay que ponerle cosas que no se incluyen cuando se aborda otro género. Usando un nombre técnico, en el tango queda muy lindo usar el growl, una especie de ronquido de saxo, cuando le estoy poniendo llanto porque se le fue la pebeta...". "Es probable que estemos marcando cómo se va a tocar en unos años. Pero, presiento que todavía ese sonido no está hecho. Los saxofonistas lo estamos creando. Hace poquito que nos soltamos, antes nos daba un poco de miedo. Eso de tocar con tipos grosos que dicen sí, de alguna manera nos da un reconocimiento; son gente que sabe del género. Está bueno, va dando espalda para seguir arriesgándonos a hacer estas locuras novedosas. Es complicado abrir estos espacios, no se hace solo, hay una resistencia natural del oído. Está bien que sea así y hay que encontrarle las vueltas y los recursos artísticos para mejorar. Es un desafío muy tentador".
EDUARDO ROUILLET | ||
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