BUENOS AIRES (ABA) . - En un marco de tensión y fuertes rumores de cambios de voto, los legisladores de la región jugaron un rol protagónico.

El senador neuquino Horacio Lores (MPN) trató de sustraerse del espeso clima aferrado a su banca de la que apenas se movió, y de acuerdo a una fuente cercana durante el día volvió a recibir el respaldo de Jorge Sapag.

Pero al caer las primeras sombras, cuando crecía la sensación de que la votación peligraba para el oficialismo -de acuerdo a otra fuente parlamentaria- se hizo un intento para influir sobre Lores. "Si me obligan a votar en contra de mis convicciones renuncio", fue el mensaje devuelto por legislador del MPN.

A las diez de la noche en punto, el senador emenepista apuntó en su discurso contra la resolución 125 a la que consideró la "detonante del conflicto". El mismo -añadió- se polarizó con errores de los dos lados: el gobierno y el campo.

Reiteró su oposición a votar un paquete cerrado y comparó la crisis que puede afectar al agro de convalidarse el proyecto del gobierno con el daño que sufren pymes petroleras en Neuquén.

Estos días fueron ajetreados para Lores (y al propio Sapag) incluso de cara a su partido cuya junta directiva salió anteayer con una solicitada "a marcar la cancha" reclamando un voto negativo del proyecto con media sanción de diputados. "Lástima porque tuvieron mucho tiempo para expedirse y lo hicieron menos de 48 horas antes de la sesión de ayer por motivos que desconozco", reaccionó Lores en diálogo con este medio.

Quien salió a rechazar las versiones y trascendidos de presiones fue el orador que siguió a Lores, el neuquino del Frente para la Victoria, Marcelo Fuentes, quien se preguntó "¿porque se cuestiona a un bloque oficialista que apoya una política del gobierno cuando lo extraño sería lo contrario? Y apuntó a la presión inversa de los grupos económicos: "Un refrán dice que hay que patear al chancho para que aparezca el dueño: y apareció cuando se dijo (por De Angeli) "el que quiere un kilo de lomo que pague 80 pesos".

A la tarde ya se preveía una sesión larga y los tiempos se desbordaban.

La ansiedad de Pichetto se evidenció cuando algunos senadores como la correntina Colombo leían los discursos (la norma parlamentaria es

que solo se puedan leer datos o cifras). "José Pampuro (quien había quedado a cargo de la sesión) me concedió el permiso y lo hizo antes", se excusó Colombo, lo que hizo deslizar a Pichetto "por ahora".

En el caso del ex gobernador Pablo Verani buscó que su voto negativo no cause urticarias en el gobierno recurriendo a una cita de Raúl Alfonsín: "Pensamos diferentes, pero tenemos que estar unidos". Con su alocución Verani despejó toda duda para fundamentar su proyecto contrario al procedente de Diputados. Salió a criticar su inconstitucionalidad y confiscatoriedad. "Es facultad del Congreso legislar en la materia, y aunque la propiedad no es un derecho ilimitado las alícuotas impulsadas son confiscatorias".

El ex mandatario rionegrino subrayó la importancia de sancionar un plan agropecuario, pero mientras, hay que resolver los temas en particular, aclaró.

"Si no hay un sistema crediticio acorde, ¿porqué no empezar con bajar las retenciones diferenciando cada rubro?, se preguntó.

El mismo también lanzó otro cuestionamiento: "Si se establece un fondo social para escuelas y hospitales ¿porqué no es coparticipable cuando

esos servicios los son? Verani dijo que pese a tales opiniones compartía varias políticas del gobierno que lo llevan a no renegar de la Concertación.

En tanto Nanci Parrilli hizo una cerrada defensa del gobierno nacional. Defendió la constitucionalidad del proyecto que convalidó como herramienta la resolución del Ejecutivo (aunque no explicó porqué) y recordó que cuando Kirchner llegó al poder "los campos eran rematados y los chicos se daban al alcohol".

"Elegimos a una mujer (por Cristina Kirchner) que "nos debe enorgullecer a todos" (sic)... Si el país fue solidario con ustedes (por el campo) sean solidarios con el pueblo argentino", exhortó Parrilli.

Al cierre de esta nota la única representante de la región que no había hablado era María José Bongiorno y estaba previsto que Pichetto sería el último orador.