Jueves 17 de Julio de 2008 Edicion impresa pag. 34 > Policiales y Judiciales
Vecinos de barrio viedmense amenazan con armarse
En las 1.016 Viviendas están hartos de convivir con la inseguridad.

VIEDMA (AV).- Los concejales no podían salir de su asombro frente al relato descarnado de un grupo de vecinos, que imbuídos de una profunda sensación de inseguridad, contaron con angustia y bronca las vicisitudes que cotidianamente viven en el barrio Ceferino de esta ciudad, más conocido como 1.016 Viviendas.

El martes por la tarde, un grupo de comerciantes del lugar se sumó a otros habitantes del sector que desde hace un par de semanas reclaman frente a las autoridades, medidas concretas que les permitan vivir tranquilos. En un encuentro con los concejales Liliana Andalaro (PJ) y Ariel Gallinger (ARI), los residentes en ese complejo habitacional describieron situaciones alarmantes y dijeron que se armarían si no se toman decisiones para preservar la seguridad.

Jóvenes que bajo los efectos de estupefacientes y armados ganaron los techos y dispararon al aire mientras los niños salían de la escuela, agresiones permanentes hacia la gente que transita por el lugar, robos reiterados a punta de pistola en diferentes comercios, ingresos a casas, son sólo parte de una amplia gama de hechos de violencia y descontrol que el grupo le contó a los ediles.

Algunos más moderados y otros, con el clásico pedido de "mano dura" o en su defecto, la consecuente "justicia por mano propia", exigieron acción a los representantes parlamentarios que escucharon y prometieron tratar el tema en otros ámbitos más pertinentes.

Ayer "Río Negro" recorrió el sector, un raro complejo habitacional creado en la segunda mitad de la década del '80 con el objeto de que se radicaran allí los obreros que deberían construir los edificios correspondientes al funcionamiento de la Capital Federal, que se había anunciado por entonces que se trasladaría a esta ciudad. "Es un barrio que tenía un plazo de existencia y luego sería demolido. Cuando se frustró el traslado de la capital, muchos obreros regresaron a sus lugares de origen y las casas fueron ocupadas por personas de distintos puntos del país y finalmente nunca se demolió", se indicó.

Hoy los edificios muestran un alto grado de precariedad y falencias producto del tiempo de uso y la mala construcción. La mayoría de las viviendas tiene rejas en sus ventanas, puertas y patios.

Pero lo más grave es el cuadro social que se observa en el lugar. "Sabemos que en el barrio vive mucha gente trabajadora y mucha honesta, no queremos estigmatizarlo, dijo la edil Liliana Andaloro.

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