La ya de por sí oscura leyenda del hombre murciélago carga ahora con un aura fantasmal.

Será una tarea triste recordar en cada gesto de El Guasón, el verdadero rostro de uno de los actores más prometedores de Hollywood: Heath Ledger. En una ironía cruel del destino, otra de tantas, Ledger murió en su última actuación, aquella que la crítica consideraba consagratoria.

La historia del nuevo Batman, "El caballero de la noche", reúne dentro y fuera de la pantalla todos los ingredientes de una historia siniestra. La peor pesadilla del personaje se hace cuerpo. Su archienemigo ha vuelto para hacerle la vida imposible y recordarle, a su vez, que aun quedan bromas macabras en el tintero.

"Batman comienza" fue apenas un aviso. Christopher Nolan tenía otras obsesiones por delante. La mayor de todas, profundizar en los pasajes conflictivos de la psicología del personaje. En lugar de hacerlo más justo y piadoso que en su anterior edición, Nolan decidió mostrarlo claramente atormentado. El Batman que protagoniza "El caballero de la noche" es ante todo un ser humano que comienza a sentir como la locura toca su puerta. Por un lado su neurosis extrema, por el otro la necesidad de tomar medidas drásticas contra el crimen en ascenso.

¿Está dispuesto Batman a pasar por sobre las libertades individuales para conseguir el orden público tan esquivo como anhelado? ¿Realmente desea hacer la transición de superhéroe a vigilante? ¿Obrará mal pero al fin obtendrá el bien? A cada una de estas preguntas Batman contesta si. Un si grande y definitivo.

De modo que paradójicamente, "El caballero de la noche", no describe la típica historia de un alma caritativa -como la del Hombre Araña o Supermán- contra otra oscura y perturbada, sino la batalla campal, ciudadana, que enfrenta a dos locos de remate. La diferencia quizás sea que uno de ellos, Batman, es consciente de que obrar mal no era el propósito original con la cual salió a la calle. "Batman debe lidiar con esa responsabilidad que implica tener poder", ha dicho Christian Bale a la prensa americana.

Bruce Wayne, tiene como siempre un aliado en la figura de James Gordon (interpretado por un extraño y hasta frágil Gary Oldman: ¿fue este el hombre que protagonizó "El perfecto asesino" junto a Jean Reno), y un oponente menos brutal tanto en la vida pública como en el amor; el Fiscal de Distrito Harvey Dent (Aaron Eckhart).

Lo que menos necesita Ciudad Gótica en un momento de conflicto social desatado es la aparición de un superhéroe negativo. Pero la figura emergente de El Guasón impulsa los instintos más perversos del propio Batman.

"Esta es mi tarjeta", dice con la voz temblorosa el personaje encarnado por Heat Ledger, y avanza sobre políticos corruptos y ciudadanos atemorizados con una carta que tiene la imagen del Joker. Luego se desata el infierno. Porque básicamente El Guasón es un terrorista. No funciona amparado en ambiciones económicas o partidarias. Su verdadera vocación es el caos absoluto. Este apetito por la destrucción lo convierten en el ser más peligroso de la historia del cómic.

"El caballero de la noche" recupera al Batman oscuro que una vez imaginaron el artista Bob Kane y el escritor Bill Finger. La historia por detrás de la saga va siendo cada vez más conocida: lo que Tim Burton inició -inspirado en la obra que Frank Miller hizo para el cómic (el mismo de "Sin City")- con su nocturnal talento en "Batman" (1989) y "Batman Returns" (1992), y luego Joel Schumacher arruinó, siguiendo la regla de oro de Hollywood, con "Batman eternamente" (1995) y "Batman y Robin" (1997), Nolan lo resignificó en "Batman comienza" y ahora "El caballero de la noche".

Nolan le entrega a una sociedad al borde del estallido, un héroe a su medida. El final de "Batman comienza" no puede ser más revelador en este sentido. Uno de los personajes llega a preguntarse: con héroes así, ¿cómo serán los delincuentes por venir?.

Bueno, ese misterio ha sido revelado.

CLAUDIO ANDRADE

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