El voto de Julio Cobos contra la iniciativa del gobierno provocó esta madrugada la reacción de militantes kirchneristas, que la emprendieron con botellazos contra el Congreso, y dieron de esa forma punto final a la vigilia con la que el oficialismo -ministros, diputados y sindicalistas incluidos- esperó en Plaza Congreso la definición del debate sobre retenciones móviles.

Minutos antes de la 4.30, cuando se conoció el voto del vicepresidente, un grupo de militantes forzó el vallado de la entrada principal del Palacio Legislativo y atacó con botellas de vidrio, piedras y palos el frente del Parlamento, donde rápidamente la Guardia de Infantería de la Policía Federal realizó una formación sin que hubiera represión.

Cobos, con su complicada definición de que su voto no podía ser positivo, primero provocó confusión entre los militantes afines al gobierno que estaban en el paseo público, siguiendo por pantalla gigante el debate, y algunos llegaron hasta a festejar. Pero luego, al entender el sentido de su voto, todo terminó en una reacción violenta de un grupo que se desprendió y embistió contra las vallas que protegen el edificio legislativo, y el pedido de renuncia del vicepresidente.

A esa hora, eran pocos los funcionarios del gobierno nacional que permanecían en la carpa de Compromiso K: la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; el secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli; y los dirigentes piqueteros Luis D'Elía y Emilio Pérsico. Ambos dirigentes sociales intentaron calmar a los más exaltados y evitaron hacer declaraciones a la prensa, con claras muestras de fastidio por la situación.