Miércoles 16 de Julio de 2008 Edicion impresa pag. 38 > Deportes
OPINIÓN: El reclamo criollo caerá en oídos sordos
POR: EZEQUIEL FERNÁNDEZ MOORES

¿Realmente alguien cree que Joseph Blatter, presidente de la FIFA, hará una excepción para el fútbol argentino? ¿Qué cambiará las reglamentaciones sobre las transferencias internacionales que tanto tiempo costó acordar con la Unión Europea (UE) para aceptar la excepción argentina, como se pide en estas horas?

En rigor, no sólo cruje hoy la industria del fútbol argentino. La que cruje es la estructura del fútbol mundial. Michel Platini, presidente de la UEFA, pidió hace sólo días a los ministros de Exteriores de la UE que prohíban las transferencias de menores de 18 años. Pero no lo hizo para combatir el permanente éxodo de juveniles argentinos robados por clubes europeos. Lo hizo porque dentro de Europa mismo los clubes se están sacando los ojos unos a otros apenas aparece un juvenil promisorio.

Y Blatter no anda justamente para ocuparse en estas horas del caso argentino. Toda Europa se ríe hoy de él luego de que calificó de "esclavitud" la situación del crack portugués Cristiano Ronaldo, a quien Manchester le renovó contrato un año atrás con 12 millones de dólares al año, pero ahora quiere cancelarlo para irse a Real Madrid. ¿Y la jugarreta de Ronaldinho con Barcelona, que jugó un año pésimo y forzó el traspaso al club que él quería (Milan)? Esos, y no otros ilustres desconocidos, son los jugadores que aprovechan su cuarto de hora y podrían cometer abusos.

El mismo Blatter que se apiada del "esclavo" Cristiano Ronaldo es el que despotricó contra los jugadores luego de que Andy Webster logró irse de su equipo escocés a comienzos de año sin siquiera tener que pagarle indemnización al club, sino abonándole simplemente los dos años que le quedaban de contrato.

Webster, un absoluto desconocido respecto del millonario Cristiano Ronaldo, fue autorizado a hacerlo por el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), que a su vez se amparó en el propio reglamento de la FIFA, que fue modificado por presiones de la UE. Es decir, todo bien reglamentario. Ese, mucho más que el caso argentino, es el principal problema sobre transferencias de jugadores que debe afrontar hoy Blatter.

Pero Julio Grondona, presidente de la AFA, tiene sin embargo mucha razón cuando pide una legislación para la opulenta Europa y otra distinta para Sudamérica y África, porque una realidad no tiene nada que ver con la otra y porque mientras en estas últimas se forman jugadores en aquella se los aprovecha. Para eso, claro está, Argentina no debería ir sola a reclamar a la FIFA, sino en bloque con el resto de las naciones formadoras de jugadores.

El fútbol argentino, con Grondona a la cabeza, señala ahora como si fueran únicos responsables a los representantes de los jugadores, que también están en la mira de la justicia por el renovado escándalo de los pasaportes italianos falsos.

¿Pero no fueron acaso los propios dirigentes los que abrieron las puertas al monstruo porque se beneficiaron con sus acciones y especialmente con sus comisiones? Si el fútbol argentino se manifiesta dispuesto a atacar sus males, debería tal vez mirarse un poco más a sí mismo, en lugar de buscar culpas afuera.

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