Miércoles 16 de Julio de 2008 > Carta de Lectores
Ayer y mañana

Para sorpresa incluso de los organizadores del acto, la manifestación en pro del campo que se celebró frente al Monumento de los Españoles en Palermo resultó ser llamativamente mayor que la convocada por el ex presidente Néstor Kirchner en la Plaza de los dos Congresos. Aunque las cifras difundidas por quienes tratan de medir las dimensiones de concentraciones políticas suelen ser engañosas, se estima que el oficialismo logró movilizar a aproximadamente 80.000 personas y los ruralistas, a 250.000 o más. O sea, el campo ganó el partido por 3-1. También fue notable el contraste entre el clima imperante en los dos actos. Mientras que el ex presidente arengó a los asistentes, la mayoría aportada por los sindicalistas que le son afines y algunos intendentes del conurbano bonaerense, pronunciando un discurso rutinariamente áspero en que una vez más acusó al campo de querer desestabilizar el gobierno de su mujer y de haber tenido vínculos estrechos con la dictadura militar de treinta años atrás, lo que en el caso de algunas entidades es cierto, los voceros de las cuatro entidades rurales se concentraron en subrayar que el país se ve frente a una oportunidad histórica de prosperar con tal que sus dirigentes sepan aprovecharla. Kirchner habló como un hombre que intuye que su ciclo está por terminar y quiere que los demás valoren lo que ya ha hecho; en cambio, los ruralistas parecen convencidos de que el futuro será suyo y de que el movimiento que han puesto en marcha incidirá cada vez más en el destino del país.

Para el "proyecto" kirchnerista, el conflicto con el campo ha resultado ser un desastre sin atenuantes. Ya antes de intentar rellenar la caja aumentando drásticamente las retenciones y, como si ello no fuera suficiente, haciéndolas móviles, de tal modo informando a los productores rurales de que en adelante no se verían beneficiados por el eventual aumento de los precios internacionales, era evidente que el kirchnerismo perdía fuerza. Aunque en las elecciones de octubre pasado ningún aspirante opositor supo erigirse en una alternativa viable a Cristina Fernández de Kirchner, el que la esposa del en aquel entonces presidente no pudiera ganar en la mayoría de los centros urbanos debería haberle advertido que la ciudadanía no sentía entusiasmo por su candidatura y que por lo tanto le convenía asumir desde el vamos una postura muy conciliadora. Desgraciadamente para ella, no quiso entender el mensaje de las urnas. Al procurar mostrarse tan dura y agresiva como su marido, en un lapso sumamente breve despilfarró el capital político acumulado en los cuatro años y medio anteriores. Aun cuando Cristina no caiga víctima del "golpe" temido por el ex presidente, no le será nada fácil relanzar una gestión que hasta ahora ha sido un fracaso rotundo.

Son muchos los que sospechan que ya ha comenzado el pos-kirchnerismo. Si bien aún es demasiado temprano para prever qué forma asumirá, el apoyo multitudinario al campo hace pensar que podría estar surgiendo un movimiento auténticamente federalista contrario a la concentración del poder en muy pocas manos que reclame más respeto por las instituciones y, desde luego, por la Constitución nacional. Aunque son evidentes las diferencias entre la Sociedad Rural por un lado y organizaciones como la Federación Agraria por el otro, sus respectivos dirigentes coincidieron en que lo que el país necesita hoy en día es más democracia, más pluralismo y menos prepotencia gubernamental. Por tratarse de un planteo que es mucho más atractivo que el reivindicado por los Kirchner, es lógico que haya merecido el apoyo de los hartos de un gobierno cuyo programa parece basarse en mantener vivo el rencor de quienes no pueden alejarse de un pasado lleno de frustraciones económicas, desencuentros políticos, violencia sectaria, fanatismo y crueldad. Puede que la presidenta y su marido sientan nostalgia por el período en que se formaron, pero la mayoría de los argentinos no quiere verse privada de un porvenir promisorio por personas obsesionadas no sólo con los crímenes que fueron perpetrados por sus enemigos hace tres décadas sino también con las ideas políticas y económicas que estaban de moda cuando eran estudiantes universitarios pero que en la actualidad sólo sirven para perpetuar el atraso generando más pobreza y desigualdad.

Use la opción de su browser para imprimir o haga clic aquí