Lunes 14 de Julio de 2008 Edicion impresa pag. 26 > Cultura y Espectaculos
¿Está de regreso el rey del pop?
Días atrás se lo vio en silla de ruedas en Las Vegas. Sin embargo su single "Hold my hand", perteneciente a un nuevo disco, se filtró en internet. Podría ser el primer paso de muchos para Michael Jackson, quien pretende recuperar su trono perdido entre excentricidades y acusaciones de acoso sexual a niños.

El tiempo ha transformado la figura de Michael Jackson. El tiempo y las cirugías, claro. No deja de ser injusto que uno de los mayores artistas pop de la historia termine siendo el reflejo de sus empeños lunáticos y no de lo que su música logró en millones de personas.

Pensemos en una canción tomada al azar de las muchas que grabó y que hoy se pueden escuchar por internet: "Rock with you". Su ritmo perfecto, el falsete desde el fondo de la estructura sonora, el encadenamiento de las melodías y la sensación de que el cuerpo de este proverbial artista se mueve como un tornado: todos elementos de un cuadro estético de alto vuelo.

Por supuesto, dejando su música de lado (algo que no deberíamos hacer), fue Michael quien puso su rostro en manos de los cirujanos. En especial de uno que días atrás se internó en un psiquiátrico después de haber hecho estragos en las facciones de otras estrellas internacionales como Elizabeth Taylor y Silvester Stallone. Sin embargo, el arte de Jackson está por sobre la mediocridad de sus placeres e incluso la locura que él mismo alimentó durante décadas.

Cada generación aspira a elegir e incendiar su monstruo pop de entre los artistas existentes. Jim Morrison fue el titán herido del hippismo rocker y perdió el alma en París. Sid Vicius esperó en semi inconsciencia su propio epílogo en un hotel de Nueva York luego de haber matado a su novia Nancy. Para él tampoco hubo futuro. Jackson ya ha sido expulsado -¿for ever?- de su reino de fantasía "Neverland". ¿Lo merece? Por estos días a nadie parece importarle demasiado.

Los paparazzis lo buscan sólo para descubrir nuevas deformaciones a su rostro y los especialistas de música se han olvidado por completo de él. Nadie espera un giro más de su parte.

Hace unos días, se filtró en la red su último single: "Hold my hand", una canción, por cierto, no muy prometedora. Pero eso es lo de menos. El bagaje histórico de Jackson es tan amplio que podría continuar por décadas haciendo recopilaciones de sus grandes éxitos.

El mes pasado se comentó que Michael relanzaría su carrera en Las Vegas como parte de una estrategia financiera destinada a pagar la deuda de 23 millones de dólares que involucra a su rancho Neverland en California.

La idea es que Jackson se convierta en artista permanente de uno de los grandes hoteles de la ciudad del juego. Difícilmente el dinero sea un problema insalvable en esta prolongada telenovela: a Michael le bastaría escribir su versión de los hechos -cualquiera estos sean- en capítulos para juntar una fortuna en cuestión de meses por derechos de autor.

Un disco de buenas canciones, otro unplugged y una gira mediana tampoco le vendrían mal a sus amplios bolsillos. Se sabe que Michael no es justamente un hombre de placeres magros.

Ahora bien, su verdadero desafío es hacerle entender a las generaciones del siglo XXI que aún no lo escucharon, porqué hace unos 20 años fue una de las mayores leyendas vivas de la música pop. De ese modo, los invitaría a comprar sus discos de los '70, los '80 y los '90.

Por otro lado, debe convencer a quienes sí lo conocieron y a millones de quienes lo admiraron, que aunque está un poco tocado de la cabeza, esto no llega al punto de impedirle generar un buen álbum que merezca bailarse en casa o remixarse en una discoteque de 5.000 personas.

El próximo paso de quien volvió una marca la fantasía de avanzar como si retrocediera, es tantear el mercado. Jackson se ha caracterizado por conseguir una equilibrada fusión de estilos a medida que pasan los años. Jamás se ha quedado fuera de foco en una industria que exige actualización.

Su proverbial talento como bailarín, su innato buen gusto para las melodías tanto como para el ritmo imperante, lo hacen un candidato al resurgimiento.

Se comenta que una de las exigencias de quienes están apostando por él en esta flamante etapa es que aparezca en un programa de televisión de alto rating -Oprah Winfrey es lo preferible-, con el fin de demostrar que se encuentra sano y en sus cabales.

Su rostro deformado, su vida excéntrica, su misteriosa forma de actuar, no ayudan a la causa de su retorno. Días atrás apareció en silla de ruedas en la ciudad del juego. "Se lo ve realmente frágil", dijo Mike Lopez, el fotógrafo que tomó las imágenes, al diario "New York Daily News". "La piel se le estaba pelando y se lo ve flaco y demacrado". Jackson, de 49 años, recorrió tiendas en silla de ruedas durante dos horas acompañado por sus tres hijos Prince I, Paris y Prince II. Iba vestido con pijamas, bufanda negra, un gorro de béisbol y un barbijo le cubría la cara.

A pesar de eso y mucho más, sus fanáticos ansían volver a tener noticias de su ritmo mágico y pagano.

CLAUDIO ANDRADE

candrade@rionegro.com.ar

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