A comienzos del siglo XXI, la Argentina se encuentra otra vez frente a una de sus crisis de crecimiento y de identidad recurrentes. Después de veinticinco años de grandes esfuerzos, el país ha recuperado la democracia y creado las condiciones básicas para el funcionamiento de una economía viable e integrada al mundo.
En la década de los noventa, el nuestro fue considerado como uno de los casos exitosos dentro del grupo de países emergentes, pero la inestabilidad política reciente ha sumido a la sociedad en un fenómeno depresivo de magnitud. Tanto dentro del país como por parte de los observadores e inversores externos surge un interrogante que podemos definir sintéticamente como sigue: los años de crecimiento, ¿fueron un espejismo transitorio? ¿Adónde va la Argentina ahora? ¿Para su segundo centenario, en el 2010, podrá llegar a ser un país en los umbrales del desarrollo o habrá confirmado las peores teorías acerca de su naturaleza de país envejecido antes de tiempo?
Cuando se empieza a extraer conclusiones de este cuadro de situación y a pensar acerca de caminos de desarrollo futuro, es útil analizar los grupos estratégicos de países que se desempeñan en la economía mundial. Presentamos estos grupos ubicando a las naciones en función de su tamaño (utilizando la población como variable explicativa) y de su nivel de desarrollo. Proponemos entonces la siguiente segmentación:
" Países chicos, con población de 10 millones de habitantes o menos, cuyos ejemplos más exitosos son Singapur, Holanda, Irlanda y Nueva Zelanda y que en general han adoptado estrategias de fuerte especialización y de integración a la economía mundial: son los jugadores de nicho o las entrepot economies...
" Al otro extremo vemos los países continentales, con poblaciones de 60 millones o más y, en algunos casos, con dimensiones enormes, como Brasil, China, India, Rusia e Indonesia (que constituyen los países emergentes clave en las definiciones de J. Garten y P. Kennedy) y otros como México y Turquía. Éstos presentan mercados internos de gran potencial y son el destino privilegiado de las inversiones directas.
" En el medio se encuentran los países medianos, con poblaciones de entre 20 y 60 millones, en algunos casos con territorios extensos (como Canadá, Australia y Argentina) y otros de menor superficie, como España, Corea y Polonia. Éste es el grupo de referencia de la Argentina, que podemos definir como "economías de tamaño y población medianos con aspiración industrial y de servicios".
Tras definir nuestro grupo estratégico de referencia, podemos avanzar y estudiar los casos de algunos países exitosos para procurar deducir enseñanzas relevantes para la Argentina. Desde esta perspectiva, se propone la tesis de que todos estos países de alto desempeño han construido sus estrategias de desarrollo en torno a cinco pilares:
" Primer pilar: "Una visión o proyecto movilizador adoptado por la sociedad". El punto de partida en los países de alto desempeño consiste en reconocer que las sociedades se piensan y, en todos estos casos, en ellos se ha dado un proceso de discusión y de formalización de un proyecto de sociedad en el cual ésta se propone objetivos y aspiraciones de mejorar su desempeño y su calidad.
John Godfrey, un político del Partido Liberal y universitario canadiense, lo expresa con claridad: "Canadá existe con un propósito... el de trabajar juntos para producir la mejor sociedad de la tierra...". O bien: "Pensar y actuar como una sociedad es lo que los países en serio hacen. Pensar como sociedad es una estrategia; es, de hecho, la única estrategia para hacer frente a la globalización".
" Segundo pilar: "Políticas para mejorar la competitividad del país como destino para las inversiones internacionales". Todos los países de alto desempeño han decidido que uno de los elementos clave de su estrategia de desarrollo es la mejora continua de su atractivo para las inversiones internacionales. En efecto, después de una extensa discusión acerca de los costos y los beneficios de la inversión directa, el consenso parece orientarse a una conclusión positiva acerca de su impacto en la medida en que los países receptores tengan una política de desarrollo y puedan negociar adecuadamente con las empresas transnacionales. Las variables competitivas a desarrollar para atraer estas oportunidades son diferentes a las ligadas a actividades puramente manufactureras: aquí cuentan la disponibilidad de mano de obra educada, la infraestructura de calidad, el entorno y la calidad de vida de los centros urbanos que se proponen.
" Tercer pilar: "Políticas para favorecer el desarrollo del capitalismo local". Una constante de los casos observados es que todos estos países, aun cuando han puesto gran énfasis en atraer las empresas multinacionales, han comprendido que con ello no alcanza y que es vital tener una política de desarrollo de empresas locales de clase mundial, buscando por un lado la consolidación de algunos grandes grupos locales que puedan aspirar a ser multinacionales medianas y, también, promoviendo el desarrollo de clusters de empresas pequeñas y medianas.
" Cuarto pilar: "Políticas de fuerte inversión en el desarrollo de sus recursos humanos". Todos los casos observados han comprendido que la calidad de los recursos humanos es una de las dimensiones clave de la competitividad y han desarrollado políticas agresivas en tal sentido. Algunas de las mejores prácticas implementadas en esta área son las siguientes:
- Fuerte expansión del gasto total en educación: todos estos países gastan entre el 5 y el 7% de su Producto Bruto en educación (contra el 3,5% en la Argentina).
- Políticas de reforma del sistema educativo para aumentar la eficacia de los recursos gastados y reforzar la responsabilidad de los docentes.
- Políticas para acercar las instituciones educativas a la comunidad empresaria y a sus comunidades locales, a fin de aumentar su relevancia y brindar mejores oportunidades de empleo para los graduados.
- Desarrollo de un número limitado de "centros de excelencia", donde se articulan los esfuerzos de los sectores público y privado para crear un cluster de excelencia en algún tema ligado a actividades específicas, como diseño, biotecnología e ingeniería del software, entre otras.
" Quinto pilar: "Políticas para asegurarse que el dinamismo económico también resulte en una sociedad mejor". Más allá de las políticas y los esfuerzos de desarrollo institucional, el desafío para nuestros países consiste en la creación de nuevos valores culturales que privilegien el sentido de pertenencia a una comunidad, la creencia en un destino común, el reino de la confianza y valores orientados al trabajo y la responsabilidad cívica y el desarrollo de la sociedad civil.
Habiendo completado este recorrido por el mundo de las mejores prácticas utilizadas en los países exitosos, podemos pensar cómo estas observaciones pueden utilizarse para desarrollar un nuevo concepto competitivo en nuestro país y comenzar a decidir así hacia dónde queremos ir.
ALBERTO FÉLIX SUERTEGARAY (DSc, Ingeniería de Producción )
Especial para "Río Negro"