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Le dio gracias a la virgen, en Lourdes | ||
LOURDES, Francia (AFP) Embargada de emoción, Ingrid Betancourt agradeció a la Virgen María en el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes (sur de Francia) la liberación de todos los rehenes y rogó por los aún quedan en la selva. "Gracias María, gracias por mi libertad, gracias por la vida", declaró en la gruta de Massabielle Ingrid Betancourt, junto a monseñor Jacques Perrier, arzobispo de Tarbes y de Lourdes, que acababa de rezar el ángelus. "Te suplico mi María querida, te quiero tanto, cuida de quienes quedaron tras de mí, te necesitan, necesitan tu fuerza, tu esperanza y tu luz", añadió con el rostro radiante y un rosario en las manos. Vestida de blanco y los cabellos trenzados, Ingrid Betancourt recitó el Ave María en compañía de sus familiares y miles de peregrinos congregados frente a la gruta bajo una lluvia torrencial. Con los ojos cerrados o la mirada fija en la imagen de la Virgen que descansa en lo alto de la gruta, dio un fuerte y largo abrazo a su madre Yolanda Pulecio, a sus hijos Lorenzo y Melanie, a su hermana Astrid y a otros parientes. Abriéndose paso entre la muchedumbre, empapada o a cubierto, semiprotegida por paraguas, Betancourt recibió una ovación y aplausos de los peregrinos, algunos de los cuales la besaron, la felicitaron efusivamente o lograron tocarla con la mano pese a que decenas de efectivos de las fuerzas de seguridad intentaban mantener un cordón hermético.
De nuevo, el amor Separada de hecho de su esposo Juan Carlos Lecompte, la ex rehén estaría lista para rehacer su vida junto al hombre con quien compartió el horror del cautiverio."Quizás el amor de Ingrid por mí haya quedado para siempre sepultado en la selva", dijo, entre comprensivo y descorazonado el esposo de Ingrid Betancourt, Juan Carlos Lecompte, al diario colombiano El Tiempo. La confesión de Lecompte no llamó la atención de los allegados a la pareja: el abrazo distante con el que Ingrid saludó a Juan Carlos tras su liberación, la ignorancia total con la que lo trató durante las primeras horas y el viaje a Francia del que él no participó eran signos claros de que no todo era color de rosa en el matrimonio recién reencontrado. Los rumores, por supuesto, no tardaron en comenzar a circular, según el diario colombiano. Se habló de una supuesta relación de Ingrid en la selva, de cómo la desesperación y la soledad la habían llevado a los brazos de otro hombre luego de tantos años sin ver a su marido. Fue entonces cuando comenzó a sonar el nombre de Luis Eladio Pérez, ex congresista y ex compañero de cautiverio de Betancourt. Había sido Pérez quien se había mostrado seriamente preocupado por la salud de Ingrid tras ser liberado en febrero de este año y había sido él quien había denunciado que la ex rehén había sufrido intentos de abuso de parte de algunos policías secuestrados (esos de los que ella no quiere hablar). | ||
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