Después del hombre, el caballo es la especie más importante en la escala animal. Tan así que algunos líderes contemporáneos, como Fidel Castro y Guillermo Pereyra cargan, por su porte físico, con ese apodo, por cierto que cariñoso. Pero hay, además, caballos cuyos nombres han quedado inscriptos en la historia de la humanidad. Uno de ficción, como el portador de don Alonso Quijano, Rocinante. Otro de leyenda, también de Castilla, el llamado Babieca, cuyo caballero, el Cid, inspiró a esa rareza que fue el poeta franquista Manuel Machado los bellos versos que terminan en "el ciego sol, la sed y la fatiga/por la terrible estepa castellana/al destierro, con doce de los suyos/polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga".
Son, los nombrados hasta aquí, caballos nobles, que confirman esa fama del animal. Pero los hubo crueles, despiadados, como el de Atila, que no dejaba que el pasto volviera a crecer allí donde pisaba (y al que habría que llamar "caballo de Atila" porque no se conoce el nombre que le dio su dueño); y por fin no faltó el pintoresco Incitato, el pardo rucio que Calígula nombró cónsul según unos y senador según otros.
Como los próceres lucen mejor en postura ecuestre, nuestro San Martín monta un brioso corcel en el bronce que lo rememora. Pero sólo por eso es recordado el jamelgo que, tras haber trasportado al Libertador a través de los Andes, quedó en la historia apenas como uno entre los tantos anónimos descendientes de los que trajo al indómito campo argentino Don Pedro de Mendoza. De modo que, en esta patria, el famoso que me viene a la memoria es Yatasto, más popular que el mismísimo Juan Perón en los hipódromos de Palermo y San Isidro.
Es comprensible que a esta altura se nos pregunte por qué, con temas tan importantes como el conflicto entre el gobierno y los ruralistas, o la escisión de la CGT, nos estamos ocupando de los caballos.
Bien. En lo que concierne al conflicto, diríamos que nos tiene hartos. Eso cualquiera puede entenderlo. Y en cuanto a la CGT, nos pasa lo mismo que a la mayoría de los trabajadores: no nos importa que haya una o diez. Y es más: sería preferible que no haya ninguna, y empezar de nuevo, reconstituyendo los sindicatos sin la intervención del Estado.
Fue así como decidimos ocuparnos de la importancia de los equinos en el Banco Provincia del Neuquén. Lo escrito hasta ahora no es más que una introducción, para poner al asunto en un contexto universal.
Todo empezó, como tantas cosas en el BPN, con la presidencia de Luis "Toti" Manganaro. Naturalmente que sus amores primeros fueron su familia originaria, luego la que él formó, posteriormente -cuando ya era un prometedor estudiante universitario- los libros (no demasiados), y la Juventud Radical, y cuando ya estaba en condiciones de ver qué era lo mejor para disfrutar de una vida dulce, el Movimiento Popular Neuquino. No obstante, "Toti" sentía que le faltaba algo. Fue entonces cuando, para suplir esa carencia, llegaron a su vida los caballos.
Hoy, en la plenitud de su vida, Manganaro vive, ya retirado de la vida política -clausurada por culpa del "Pechi" Kiroga- y del sector público que, para compensar, le dio muchas satisfacciones y una gran riqueza espiritual, en una chacra que compró para él Juan Pablo Bugner en Valentina Sur. Allí comparte el amor de la naturaleza con su familia y sus caballos.
Por esa vocación hípica nuestro hombre anudó una relación sólida con Pablo Lacava, ganador en el 2004 de la copa Challenger del premio internacional Vendimia en la monta de su caballo "Narciso Woogie Boggie" comprado en 80.000 dólares. En prueba de amistad "Toti" lo nombró gerente comercial del BPN y Lacava retribuyó abriéndole el camino para que completara la conquista del banco. Hizo algunas cosas más, como la de formar una agencia de promociones, cuyas promotoras fueron contratadas por el banco. Una de ellas terminó siendo la actual esposa de "Toti".
Me dirán que no se puede creer que el vínculo del BPN con Temux también se relacione con los caballos. Como quieran, pero así fue. Porque Lacava, con mejores relaciones que su padrino del banco en la corporación hípica, fue quien le presentó a Daniel Calabria. Esta personalidad se distinguía ya entonces por ser un jugador de polo, un deporte del establishment que se juega de a caballo.
Calabria también ama a los bancos. En la quiebra fraudulenta del banco Extrader, de la que fueron responsables al lado de Marcos Gastaldi los hermanos Juan y Jorge Terrado, Calabria fue un actor importante pero sólo de reparto, lo que le sirvió para obtener un sobreseimiento judicial.
Para los neuquinos Calabria reapareció en Temux, cuando estalló el escándalo. Se supo entonces que era apoderado de la empresa y que, en tal condición, se había reunido más de una vez con ejecutivos del BPN para buscar un arreglo conveniente del fraude que, denominado en pesos, era de unos veinte millones.
No tan famosos como los hermanos Karamazov o los Grimm en literatura, o los Lumière y los Cohen en cine, los Terrado ganaron una justa fama en la actividad bancaria, desde dentro, con el caso Extrader, y desde fuera, con Temux. Es como para preguntarse si el BPN les otorgó favores crediticios a pesar o por esos antecedentes.
No conocemos de las predilecciones deportivas de los Terrado. Tampoco las del actual presidente del banco -e integrante de una distinguida familia emepenista- Omar Gutiérrez.
Sí sabemos que cuando ya Gutiérrez era presidente del BPN, en octubre del 2006, el Banco Central produjo un "memorádum de observaciones", que en el capítulo 6.10, denominado "Comercio Exterior", evidencia que sobreviven fallas -detectadas en un seguimiento hecho en junio del mismo año- que posibilitaron el fraude de Temux en una operación con divisas.
El "memo" sostiene que el alcance actual del sistema informático Bantotal -contratado sin concurso por la administración Manganaro y supervisado por un equipo dirigido por la actual gerenta general Adriana Velasco- "no automatiza la totalidad de las operaciones que efectúa el área" y da un ejemplo: "se confeccionan manualmente los boletos de operaciones, los pedidos de movimientos de transferencias por las operaciones cursadas, los libros inventarios de las operaciones, etc.".
Observa, igualmente, que "algunos programas del sistema no efectúan adecuadas validaciones o no incluyen algunos controles". Por ejemplo, que "en el alta de las operaciones se admitían números de boletos repetidos y no consecutivos" y que "en el alta de órdenes de pago" no se efectuaban imprescindibles controles que se utilizan para el lavado de dinero.
Finalmente, se observó que no todas las transacciones críticas en el sistema requerían de un nivel de aprobación para confirmarlas. Y así.
JORGE GADANO
tgadano@yahoo.com.ar