NEUQUÉN (AN).- Cuando salió del juicio, Sandra Rodríguez tardó unos 15 minutos en sortear todas las manos que en la calle se estiraban para tocarla, los abrazos y besos que algunos pocos pudieron darle, y recién entonces subió al camión del gremio docente ATEN desde donde le habló a un millar de militantes, amigos, compañeros, y alumnos secundarios que se acercaron a la ex Legislatura.
Con la voz temblando, y con una satisfacción mesurada por la tristeza persistente, recordó el esfuerzo que significó para ella transitar el camino hasta el dictamen.
Señaló que con su familia "nunca vamos a perdonar al ex gobernador Jorge Sobisch", para quien reclamó una condena en el próximo juicio, la causa Fuentealba II, donde se investigará el rol de la policía y la cadena de órdenes del día que asesinaron a Carlos Fuentealba. "Lo que veo hoy claramente es que cuando en una sociedad prima la humanidad podemos salir a garantizar que no haya impunidad. Es un alivio para mí y para mis hijas. No estoy gratificada, la Justicia hizo lo que tenía que hacer en este caso", dijo Rodríguez. Recordó que "una vez un periodista me dijo que le parecía raro que haya salido a dar pelea; yo le dije que no tengo esa visión de mi misma, y que creo que cualquier esposa y militante que hubiera amado como yo amé a Carlos, con la fortaleza que me dio él, hubiera hecho lo mismo".
En este contexto, dijo que su sustento en los 15 meses desde el crimen de Carlos, asesinado a sus 40 años, fueron "mis dos hijas, fiel reflejo de su papá, de su valentía y fortaleza: son el resguardo de su memoria". Junto a ellas, dijo, eligieron "recordarlo y hablar de él a cada instante de nuestra vida, pero recordarlo vivo, no muerto". En otro tramo, dijo que "este lugar", por el del proceso judicial, por el de la brutal ausencia de su compañero, "nos fue impuesto, a mis hijas y a mí, como a todos los docentes que quisieron escarmentar de una forma tan cruel".
Luego dirigió sus palabras al ex gobernador. "Poblete es el autor material, pero existe un autor oculto, que fue el ex gobernador. Nunca vamos a perdonar a Jorge Sobisch", dijo.
También agradeció a todos los sectores sociales, políticos y sindicales que respaldaron su lucha: "aplaudo a los compañeros que distinguieron el enemigo, más allá de la diferencias. Esto permitió no dejar pasar en Neuquén tanta impunidad". Dijo a los manifestantes que "es responsabilidad de todos nosotros" que los jefes policiales y los responsables políticos, sean juzgados en el próximo juicio.
Antes, el secretario general de ATEN, Marcelo Guagliardo, entre lágrimas, quebrado por la emoción, dijo que "hemos dado un paso importante, pero queda todavía un largo camino", también aludiendo al próximo juicio
Dijo, también, que luego de lo que ocurrió con la represión de Arroyito, y después de la actuación de los efectivos policiales, es hora de que los grupos especiales queden desactivados. El cabo José Darío Poblete era parte del grupo GEOP, en Zapala.
"Tenemos que ir por cambios institucionales que hagan imposible la existencia de los grupos especiales, que son grupos para matar. Esto hay que hacerlo sentir, para que no existan en ningún lugar del país, porque si hay protesta social, es que hay necesidad, y a una necesidad hay que darle respuesta", argumentó.