NEUQUÉN (AN).- Esta historia se remonta hacia el siglo XVII, en el Virreinato del Perú. Allí se sitúa Leonor de Godomar, la primer mujer que le solicita al Virrey autorización para hacer funciones de títeres. En otro cuadro, la historia se va un poco más atrás en el tiempo: a la mitología griega y a Ananké, diosa que personifica la necesidad, la compulsión, la ineludibilidad, el destino.
Unidos estos dos seres, dan vida, ahora sí en la actualidad, a una mujer que luego de escapar de la guerra cuenta cómo fue y es su vida en el oficio del manejo de títeres. Así nació el unipersonal "Ananké" interpretado por Cecilia Andrés, dirigido por Hugo Aristimuño, con textos de Rogelio Luna y música de Patricia Laría. La obra se presentará hoy a las 21.30 en La Conrado Centro Cultural, en el marco de los festejos por los cuarenta años de la Escuela de Títeres de Neuquén.
"Ananké es un homenaje a la mujer en general y a la mujer titiritera en particular. Es una mujer que va mostrando retazos de su vida a través de su trabajo con los títeres. Es un unipersonal donde se combina la actuación con los títeres", explicó la protagonista, Cecilia Andrés, una de las fundadoras de la Escuela de Títeres.
La pieza está planteada desde una dramaturgia directa, emotiva al extremo, y recorre los temas sensibles a cualquier mujer.
Ananké es una mujer que podría ser todas las mujeres; no tiene nombre ni una personalidad definida, su personaje contiene todas las personalidades existentes en los seres femeninos. Mediante la utilización de sus títeres y elementos va planteando cuestiones como el amor, la pelea por un oficio bastardeado, la vida, la soledad, el abandono y los derechos del género. Cada elemento en escena está cargado de sentido, nada está ubicado allí porque sí.
Para la dramaturgia, Rogelio Luna retomó textos de mujeres célebres y fue incorporándolos a la historia para enriquecer el sentido y la dirección de Ananké. "Son textos que sólo una mujer puede decir de una mujer. Es muy difícil para los hombres entender a las mujeres; podemos aproximarnos pero tenemos ópticas radicalmente opuestas. Una mujer ve una mariposa y el hombre se fija en lo sucia que está la calle. Las mujeres tienden a descubrir cosas que los hombres no percibimos o que percibimos mucho tiempo después", comentó el dramaturgo.
Dentro de esta historia no hay delineado un personaje en particular o un conflicto a la manera del teatro tradicional, sino que se suceden hechos, textos, posturas y mucha emoción. El creador de los textos de esta obra quiso romper con las formas y reinventar una manera diferente de plantear la puesta en escena.
"La obra está construida para afectar las emociones de la gente. Creo que esto se ha olvidado en la dramaturgia actual y muchos montajes que vemos son pura forma, todo muy bonito pero no hay nada de emoción y de reflexión. Yo considero que uno tiene que llegar a la reflexión política, social o cultural a través de la emoción y entonces me preocupo por construir textos de esa manera", agregó Luna.
"Ananké" se estrenó en junio de 2002 en Cuernavaca, México. Luego salió de gira por Ecuador, España, Colombia y sur de Argentina.
Una obra cálida pero directa en el mensaje, un personaje fuerte con todas sus debilidades, una historia para contar que se parece a muchas historias, una mujer que simboliza a todas las mujeres, una propuesta que apunta directo a la sensibilidad.