ISLAMABAD.- Al menos 19 personas, entre ellas nueve policías, murieron ayer y unas 40 resultaron heridas en un atentado suicida contra un puesto de seguridad en Islamabad, confirmó el vicejefe de administración de la capital paquistaní, Rana Abdul Jabbar.
El atentado se produjo horas después de que más de 12.000 islamistas se congregaran para conmemorar el asalto a la Mezquita Roja de Islamabad que hace un año dejó más de un centenar de muertos.
El ataque del kamikaze, un hombre joven a pie, según un oficial de policía, fue contra un contingente de policías desplegado para garantizar la seguridad en momentos en que se dispersaba la manifestación pacífica de miles de personas.
Quince minutos después de que los organizadores llamaron a dispersar la manifestación, un contingente de policías canalizaba la multitud a un centenar de metros del lugar de culto cuando el "kamikaze" hizo estallar el artefacto que llevaba encima, explicó a la AFP un alto responsable de las fuerzas de seguridad que pidió no ser identificado.
Miles de efectivos se habían desplegado en controles de seguridad a pocos metros de la mezquita. "Puedo ver nueve cadáveres en el lugar. Todos son policías", relató un testigo, que aseguró que la cifra de muertos podría ser mucho mayor porque la zona está plagada de sangre y trozos de cuerpos.
Tras la explosión un fotógrafo de la AFP vio a varios policías uniformados que yacían en el pavimento, algunos de ellos terriblemente mutilados. "Estábamos jugando al cricket en un parque justo al
lado cuando oímos una potente explosión. Había varios policías tirados en el suelo, llevamos algunos al hospital, pero ya estaban muertos", dijo un testigo.
Antes de la manifestación, las calles que conducían a la mezquita fueron cerradas al tráfico de vehículos y en los controles de acceso se instalaron detectores de metal.
Los portavoces de la manifestación responsabilizaron al presidente paquistaní, Pervez Musharraf, de ordenar la violenta operación del 10 de julio de 2007. "Mató a miles de nuestros niños cuyo único crimen era estar estudiando el Corán", dijo Qazi Nisar, un clérigo radical cuyos seguidores bloquearon la autopista que conecta Pakistán y China a través de las montañas del KoraKoram durante varios días el año pasado. "Nunca lo perdonaremos por su atrocidades contra gente inocente", añadió.
Los seguidores de los extremistas aseguran que la cifra real de víctimas fue mucho mayor, posiblemente de miles.
La operación se consideró un importante incidente en la historia de la militancia islamista de Pakistán, siendo seguida de una serie de ataque suicidas contra las fuerzas de la seguridad que dejaron más de 3.000 muertos el año pasado. La acción sigue siendo muy impopular entre la población y se convirtió en uno de los motivos de la derrota de los aliados políticos de Musharraf en las elecciones de febrero.
Entre tanto, las fuerzas de seguridad anunciaron un nuevo acuerdo de alto el fuego con la insurgencia de la zona fronteriza con Afganistán. La intervención de mediadores locales en el conflicto en la zona tribal de Khyber movió al clérigo radical Mangal Bagh a emprender negociaciones para un fin de la violencia en la zona, una de las principales de paso entre los dos países. (DPA/AFP)