La idea de que un algo inasible define a las mujeres, así como también a la literatura y a la vida misma es el disparador de "Lo inalcanzable", ensayo del periodista Luis Gruss que trabaja sobre las cartas y los diarios personales de los escritores Franz Kafka, Fernando Pessoa y Cesare Pavese.
Las mujeres tuvieron un rol preponderante en la obra de estos tres escritores, y acaso una mayor gravitación que la que alcanzaron en la vida real: a Kafka lo signaron tres -Felice Bauer, Milena Jesenska y Dora Diamant-, a Pessoa apenas una -la eterna Ofelia- y unas siete en el caso de Pavese, para quien el amor era "un milagro que sólo cristaliza en el mito o la poesía".
En "Lo inalcanzable", recién editado por el sello Capital Intelectual, el repaso de diarios, cartas y libros deja al descubierto cómo ellos establecieron con la literatura un compromiso tan contundente -"Yo soy la literatura" llegó a definirse Kafka- que los "eximió" de entregarse con plenitud a sus mujeres. "Si bien es cierto que para escribir se necesita de cierto aislamiento, la mayoría de los escritores no necesitan que ése sea excluyente. En ese sentido, los autores que yo tomo en el libro fueron una excepción, porque sintieron la pulsión de dejar todo para dedicarse a escribir", destacó Gruss.
"La literatura fue la mujer más estable en la vida de estos tres hombres, fue la esposa oficial -apuntó-. La literatura permite abrir puertas en la vida. El que no escribe a lo mejor vive más intensamente, pero entiende menos. En ese sentido Kafka dice que la literatura 'es más pobre pero más clara que la vida'", indicó.
La disociación entre vida y obra alcanzó límites extremos en Kafka, Pessoa y Pavese, que mayoritariamente optaron por renunciar a sus relaciones sociales para entregarse a la escritura, como si fuera indispensable optar por una y desechar la otra.
Más allá de las coincidencias biográficas, los tres parecen haber hallado en la literatura un sucedáneo de sus carencias afectivas y una manera de
eludir las inseguridades y vacilaciones del mundo real: la escritura fue el territorio de la mujer ideal e inalcanzable, lejos de las asperezas que les deparaba la vida. "La literatura los ayudó a canalizar un montón de carencias, no sólo afectivas, y les posibilitó alcanzar cierta consistencia en la vida. Kafka lo ejemplifica bien cuando utiliza una metáfora que describe cómo estaba ahogándose en el mar y logra aferrarse a unos tablones de madera. Así funciona la literatura para ellos", explicó.
¿Qué rédito tiene el diagnóstico de tres hombres que con sus palabras glorificaron y exaltaron el amor por las mujeres, pero no supieron estar a la altura de las circunstancias cuando tuvieron la posibilidad cierta de establecer vínculos con ellas? "No es raro que estos escritores hayan venerado a las mujeres y que a la hora de iniciar vínculos se hayan topado con el famoso mundo real, es decir, con que la mujer tiene un cuerpo, olores, necesidades...", apuntó Gruss. "Los tres tuvieron grandes dificultades para entrar al mundo y mezclarse con sus aspectos más accesibles. Salvo Pavese, que vio su obra publicada y tuvo algunos premios, Kafka y Pessoa no lograron en vida el reconocimiento que tuvieron de manera póstuma... y esto se hizo extensivo a sus relaciones", continuó.
Espiralada y poética, la prosa de Gruss desactiva también algunos mitos arraigados, como el de la existencia atormentada de Kafka: a quienes lo suponen sufrido y tortuoso, el autor los sorprende con el retrato de un hombre que gustaba de la natación y la gimnasia, y que solía a tomar sol desnudo en el jardín de su casa.
"Lo inalcanzable" no está dirigido a un único tipo de lector o, en todo caso, apunta a un interlocutor con expectativas múltiples, que busca conocer los vaivenes amorosos de tres escritores emblemáticos del siglo XX y confrontarse al mismo tiempo con los límites que pone al descubierto la sutil pero decisiva distancia entre lo que se desea y lo que se obtiene. (Télam)