¡Auch! ¿No podrías tener un poco de cuidado? Ese jardinero bruto casi me deja sin cabeza y vos me pegás una sacudida... ¿Qué es esto? ¿Volvió la Inquisición? No me extrañaría, con este Papa. A Savonarola le hubiera encantado.
Ahí estaba, acurrucada en la parte del medio de la única rosa que ostenta mi jardín. La Maga.
Hola, dije. Hola, dijo. Y se sacudió el larguísimo pelo rojo, impregnado de olor a rosa. Y me miró con sus enormes ojos negros desde abajo de un sombrero negro.
Acerqué la cara a la flor. Casi no te veo, estás más... chiquita, ¿no? (Casi desvaída, pensé. Como si estuviera desapareciendo. La sola palabra me aterró. Una parte de mi alma conjuró a Marita, recordó que empiezan los alegatos en el juicio contra el chacal Menéndez. Basta.)
No estoy más chiquita, vos estás más... Se acomodó en la rosa. Me sonrió con cierta tristeza. Estás poco mágica, me dijo.
Traté de defenderme: ¿qué estás diciendo? No se puede estar todo el día en la luna.
Ya no estás nunca, retrucó. El tono no tenía nada de su característica ironía, y esa aureola de sobradora también se había ido. Se te va la magia... se va la magia. Es en todo el mundo.
Vamos, Maga, no exageres, traté de consolarla. ¡Si hay magia por todos lados!
¿Sí? ¿En dónde?
¿Cómo en dónde? Hay más magia que nunca. Desde "El Señor de los Anillos" que no paramos. No es sólo Gandalf y Galadriel, es la vuelta de Merlín y las aventuras de Arturo, y un montón de juegos electrónicos que fascinan a los pibes, magos, elfos, duendes...
Sí, sí. Ahora decime que hasta vuelven los Pitufos.
Sí, Maga. Vuelven. Y alguna señal de alarma empezó a titilar. ¿No te gusta?
¿Qué, no te queda nada de inteligencia? Su tono volvió a ser casi maestril, y de alguna forma me alegró. ¡Ésta es mi Maga! Siguió a borbotones: nadie hace magia, ni siquiera los chicos, ¿no te das cuenta? Viene todo servido, les venden hasta las mochilas con el dibujo y los stickers para pegar en las hojas. La magia es un negocio más, estamos en peligro. No necesitan imaginación y sin imaginación, ¿cómo vuela el alma?
¿Cómo vuela el alma sin imaginación? Respuesta: no vuela. No pude evitarlo: repasé mi propia vida los últimos tiempos.
Como si me leyera el pensamiento -quizás lo hacía- la Maga recitó conmigo: más racional, más triste, más rutinaria. Disciplinas yóguicas y afines, tai chi y música suave, explicaciones que me explican que no es nada mágico, que todo es científico, que la energía cósmica... pociones y lociones perfectamente medidas y legalizadas.
¿Ves? Se va la magia. Se te va la magia. Su vocecita apenas atravesó el aire frío.
("La magia es un pobre sustituto de Dios". Es una frase que estaba en una hoja dedicada a lo que llaman"pensamientos célebres" que estaba en una revista que estaba en la peluquería, adonde estaba yo.)
¿Qué tal vecina? ¿Hablando sola?
El tosco sonido me sobresaltó, y la implacable condena escondida en la burla surtió su efecto. Estoy felicitando a mi única rosa por durar, dije, encontrándome con un par de ojos saltones y unas bolsas de supermercado. Tuve su inmediata absolución: dicen que a las plantas les hace bien que les hablen, mi mamá hacía lo mismo. ¿Ya estás podando? Las plantas dan trabajo todo el año... bueno, chau.
(Chau, perdete, morite.) Miré la rosa. Busqué a la Maga. No estaba.
Así que éste es un aviso para los que aman la magia: si ven a la Maga, díganle que vuelva. Díganle que no me avergüenzo de ella, que lea la columna, que...
MARÍA EMILIA SALTO
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