NEUQUÉN (AN).- Si el río Limay tuviera hoy una crecida extraordinaria como la máxima que puede darse cada 10.000 años, la presa de Arroyito no podría contener el torrente que estaría obligada a liberar El Chocón y colapsaría, con consecuencias incalculables para las cientos de personas que viven aguas abajo. Pero faltan sólo tres o cuatro meses para que se terminen los trabajos que le darán la seguridad que todos los estudios y consultores internacionales exigen.
Hay ingenieros que tiene pasión por encontrar soluciones a los problemas que parecen irresolubles. Gracias a ellos obras como las presas pueden completarse a pesar de los mil y un inconvenientes que amenazan con frustrar los emprendimientos.
Una solución de ingeniería es la que ahora permite llevar adelante los trabajos que elevarán un metro el embalse de Arroyito y transformarán la ca
pacidad máxima de erogación de los 2.650 metros cúbicos por segundo de la actualidad a 3.750, un 37% más.
La inversión es de 21.000.000 de pesos y aunque se recuperará a través de la mejor remuneración que le dio el plan Energía Plus a cualquier nuevo aporte en generación, la concesionaria, Hidroeléctrica El Chocón, aclaró que cuando se decidió la obra no existía ese programa nacional.
Arroyito es especial por varios motivos. El primero es porque se trata una presa de materiales sueltos homogéneos, sin núcleo impermeable, lo que provoca que el agua migre permanentemente a través de su estructura y sea colectada por drenes que la liberan, del otro lado de la mole, a través de una serie de aforos. Pero además el cuerpo de la presa es interrumpido en el cruce sobre el río por una estructura de hormigón que, a modo de puente, sostiene la central hidroeléctrica.
La crecida máxima probable de un río es el caudal que puede alcanzar cada determinado lapso si se dan todas las variables posibles que aporten agua, como el deshielo generalizado en momentos de gran acumulación en la alta montaña, acompañado de fuertes lluvias.
El Limay tiene cinco presas, dos de ellas con embalses de gran capacidad. No habría problemas para soportar una crecida extraordinaria, que en esta subcuenca se daría cada 10.000 años, pero el cuello de botella es Arroyito, regulador del caudal del río hacia el valle.
El Estado nacional se comprometió, cuando privatizó por separado las hidroeléctricas que construyó Hidronor, a invertir en todas las obras necesarias para mitigar los efectos de una crecida máxima probable en los dos ríos, pero en los hechos no lo hizo.
Los trabajos que realiza Hidroeléctrica El Chocón, una empresa del grupo español Endesa a la que pertenecen las instalaciones de Arroyito, colocan la presa en condiciones de absorber la crecida máxima probable.
Parece una obra pequeña al lado de lo que significa construir una presa, pero para tomar dimensión basta con decir que se precisan casi 5.000 viajes de camión para transportar la cantidad de material que se depositará en el espaldón de aguas arriba, entre piedra bocha y rocas de basalto.
Los embalses de las presas tienen una cota máxima que depende de la altura del coronamiento (el punto superior) porque deben respetarse tres metros de "revancha" para el oleaje en caso de fuertes vientos. En el caso de Arroyito, el rip rap (cobertura de roca) de buena calidad llegaba hasta la cota 314,85 (metros sobre el nivel del mar, msnm).
Lo que están haciendo es colocar basalto traído desde Cerro Policía hasta completar la cobertura hasta la cota 316,5 msnm.
Desde ese punto hasta el coronamiento están construyendo gaviones (cajones de alambre tejido) de basalto y piedra bocha que inclusive treparán unos centímetros por encima del coronamiento para mejorar la "revancha". Es asombroso ver por estos días los trabajos de una máquina retroexcavadora que, como si fuera un brazo robotizado, distribuye y aplana las rocas que vuelcan los camiones.
En noviembre, cuando los trabajos estén listos, habrán volcado sobre la presa 33.500 metros cúbicos de basalto; y 10.000 de piedra bocha.
Del otro lado, en el espaldón de aguas abajo se está colocando, en la contraparte, una malla geotextil en la extensión de la presa cubierta con grava.
La obra se completa con los suplementos que deben tener las compuertas del vertedero para que la nueva cota máxima del embalse no las sobrepase. Son enormes piezas de hierro que se sueldan a la estructura existente.
MARTÍN BELVIS
martinbelvis@rionegro.com.ar