BOGOTÁ.- El rescate ayer de la colombo-francesa Ingrid Betancourt, tres estadounidenses y otros 11 rehenes de la guerrilla de las FARC desató una explosión de júbilo entre las familias de los liberados y una oleada de felicitaciones al gobierno colombiano.
"Es una alegría inmensa, una alegría indescriptible. No acabo de creerlo", declaró a la AFP en París Lorenzo Delloye, el hijo de Betancourt, secuestrada el 23 de febrero de 2002. "Espero hablar con mi madre al teléfono. Quiero decirle que la quiero y que la eché mucho de menos", añadió, antes de viajar desde Francia hacia Bogotá..
"Estoy muy feliz, no puedo describir lo que siento, me tiemblan la voz y las manos", señaló entre lágrimas Astrid Betancourt, hermana de la dirigente. "No hallo la hora de tener a Ingrid a mi lado. Aunque fue una operación
riesgosa, le agradezco al gobierno porque por fin mi madre vuelve a tener paz", agregó desde París a radioemisoras colombianas.
Fabrice Delloye, ex esposo de la dirigente, indicó a su vez desde la capital francesa que "es una noticia extraordinaria", y confió en que al menos otros 30 secuestrados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) regresen pronto. "Al mismo tiempo pienso en todos los que están sufriendo, en los que se quedan allá y los que han perdido a sus seres queridos durante estos años de flagelo. Pienso especialmente en las familias de los rehenes muertos", agregó Delloye.
Omar Malagón, hermano del teniente del Ejército Raymundo Malagón, uno de los 11 miembros de la fuerza pública rescatados, también se expresó "dichoso por esta noticia que pone fin a diez años de sufrimiento".
Malagón había sido retenido en abril de 1998 en un ataque rebelde al municipio de La Uribe, en el que murieron 22 militares.
La liberación de los cautivos en una zona selvática del departamento amazónico de Guaviare (sureste) fue celebrada igualmente por la Iglesia Católica. "Esta noticia nos llena de inmensa alegría y optimismo, es un hecho que los colombianos debemos celebrar como un verdadero triunfo del Ejército a cuyos miembros hoy miramos con respeto, como verdaderos héroes", dijo monseñor Fabián Marulanda, secretario de la Conferencia Episcopal. "Es un preludio, una certeza de que la negra noche del secuestro y la violencia están llegando a su fin. Compartimos esta alegría con las familias de los liberados y hacemos votos para que contribuya a que las FARC devuelvan a todos los secuestrados", sostuvo el jerarca.
Entretanto, el canciller Fernando Araújo, quien escapó de las FARC el 31 de diciembre de 2006 tras seis años de cautiverio, dijo tener una "emoción más grande que la del día" de su fuga. Esto "le devuelve a todos los colombianos la fe en el país y a la comunidad internacional le reafirma la seriedad y el camino adecuado que representa la política de seguridad democrática del presidente Álvaro Uribe", destacó.
Mientras, Carlos Gaviria, jefe del principal partido opositor, el izquierdista Polo Democrático Alternativo, señaló estar "sumamente alborozado" por el suceso. "Ojalá este episodio les hiciera ver con claridad a las FARC que están librando una lucha sin sentido y que deben cesar los crímenes de lesa humanidad", dijo. (AFP)